Miranda se retiraba conduciendo su
automóvil. Dio una última mirada a los dos que la miraban desde la puerta de la
casa.
-Cuiden de la casa y no hagan mucho
desastre. Portense bien. Y tu...
Miró a Alex frunciendo el ceño.
El chico sintió un escalofrío
recorriéndolo.
-Mucho cuidado con mi hija. Si dice que no
quiere por el culo le haces caso. Sino te daré una golpiza.
Priscila quedó boquiabierta al escuchar lo
que dijo su madre y sus mejillas tomaron un leve tono carmín.
-¡Mamá! Piensa bien lo que dices.
-Sé que aún eres virgen de allá atrás. No
quiero que después andes todo el día sin poder sentarte.
Las palabras que se dirigían madre e hija
llamaron la atención de algunos transeúntes.
-¡Soy virgen de atrás, pero no tiene que
enterarse todo el vecindario!
Alex intervino.
-Miranda, se le podría hacer tarde. Será
mejor que...
-Tienes razón. Se me puede hacer tarde
para llegar a tomar mi turno en el sanatorio. Hasta mañana.
La pelirroja pisó el acelerador. Se alejó
de la casa poco después.
El chico miró sonriendo a su novia, la
cual aún estaba algo sonrojada y su cara de enfado por la forma de actuar de su
madre.
-Qué linda. No pensé que alguien fuera
capaz de sonrojarte. Veo que tu madre puede. Me gusta como te ves así.
-Y si te gusta como me veo, ¿por qué no me
das un beso?
-Lo haré.
Se besaron.
Un beso ardiente. Sin timidez.
Sus lenguas entraban en contacto.
Calidez y humedad en sus bocas.
Sus cuerpos deseaban más que eso. Lo
necesitaban.
Al terminar ese beso entraron en la casa
sin mediar palabra.
-Aún falta mucho para que lleguen todos.
Tenemos tiempo para hacerlo, amorcito.
-No puedes esperar a más tarde, linda
pervertida.
-No. No puedo. Además quiero darte una
sorpresa.
Priscila lo abrazó. Besó su cuello y le
dio una suave lamida antes de acercarse a su oído.
-Y espero que te guste mucho.
Priscila se agachó y le bajó los
pantalones y la ropa interior.
-No vas con rodeos, linda.
-¿Para qué? Tenemos poco tiempo y en la
semana casi no tenemos tiempo para esto, amor. Pero lo haremos en mi
habitación. Esto es solo una mamada como adelanto.
Rozó el glande con la punta de su lengua
mientras lo miraba fijamente.
-¿Lo deseas? Dimelo.
Esa mirada penetrante llena de deseo. Ella
agachada frente a él dispuesta a darle placer con su boca.
Era demasiado excitante.
Alex de inmediato sintió su pene erecto.
Rigido. Clamando por una pronta atención.
Esa pervertida chica sonrió de manera
pervertida. Con una mano lo masturbó y con la otra masajeaba sus testículos.
-Creo que no hace falta que respondas. Tu
miembro lo hizo por ti.
-Sí, pero aún así... Hazlo Pris. Lo deseo
tanto. Quiero acabar en tu boca. Llenártela con mi semen.
Priscila se concentró en su tarea.
Ya las palabras quedaban atrás por el
momento.
Comenzó acariciándolo con sus labios. Por
momentos lo rozaba con su lengua. No iba directo a lo que su novio quería
sentir. Lo haría esperar un poco. Para que cuando finalmente le diera lo que
quería acabaría en su boca de la manera que ella le resultaba más deliciosa.
Tenía poco tiempo, pero tampoco quería
apresurarse demasiado.
Siguió de esa manera. Se detuvo un momento para masturbarlo un
poco.
-¿Te gusta, precioso?
-Sí, Pris. Demasiado. Eres una diosa del
sexo.
-Me siento halagada. Y eso que recién
empiezo.
Se acercó una vez más. Lamió lentamente
ese rígido miembro. Desde la base hasta la punta. Al llegar allí paso unos
segundos chupando el glande. Acariciándolo con su lengua. Pero aún no se lo
metería en la boca completamente.
Se detuvo cuando sintió que su novio
estaba a punto de acabar. Siguió lamiéndolo hasta que pensó que ya lo estaba
haciendo esperar demasiado.
Volvió a acariciar el glande con su
lengua. Y esta vez cubrió el pene con su boca completamente. Lo escuchaba
respirar agitadamente. Sintiendo mucho placer.
Ella no era ajena a esa excitación. Hacía
rato que sentía su sexo húmedo. El líquido que corría como fluyendo de un
manantial.
Priscila se movió hacia delante y hacia
atrás. Cubriendo completamente con su saliva ese miembro.
-¡Pris! Que delicia. Voy a acabar.
Dejó que su novio derramara algo de su
esencia en su boca, pero no toda. Ese día quería variar. Intentar algo nuevo.
Retiró el miembro de su boca.
Alex observó atentamente como su novia lo
masturbaba, permitiendo que el semen se derramara sobre su cara. Aunque era
algo sucio lo excitó ver eso. Lo cual provocó que expulsara aún más de su
esencia.
Priscila se relamió para limpiarse un poco
de ese fluido blanco que había caído sobre sus labios.
-Me gusta mucho tu leche, amorcito.
-Hiciste que acabara sobre tu cara-señaló
Alex sorprendido y excitado a la vez.
-Sí, te dije que quiero pervertirte.
Quiero hacer muchas cosas sucias contigo. ¿Te gustó? Porque sino...
-Me gustó. Lo estás logrando, Pris. Cada
día me perviertes más y más.
-Ahora...
Se
levantó.
-Te toca, Alex. Chupar tu miembro me dejó
ardiendo.
Levantó su falda para permitirle ver su
sexo húmedo y cálido. No tenía bragas.
-¿No tienes ropa interior? Si tu mamá se
hubiera dado cuenta te hubiera regañado.
-Lo sé, pero ella no está aquí.
-No sé por qué, pero me excita mucho verte
así. Con todo puesto, pero sin bragas.
Alex se agachó para quedar frente a la
intimidad de su amada. Primero colocó un dedo entre los labios para sentir la
humedad y calidez de esa zona tan intima con su tacto.
Priscila suspiró. Gimió de placer.
Disfrutaba lo que su novio le hacía y no temía demostrarlo. Siguió sosteniendo
su falda con una mano. Pasaba los dedos de su otra mano por su rostro y luego
se los llevaba a la boca para seguir sintiendo el sabor de la esencia de su
chico.
-Sí, mi amor. Masturbame. Quiero sentir
tus dedos en mi interior..
Él siguió estimulando. Solo moviendo un
dedo entre los labios de la vulva. Frotaba esa zona sensible y por momentos
rozaba el clítoris.
-¿Así te gusta?
Ella solo respondió gimiendo con más
fuerza y afirmó moviendo la cabeza.
Alex siguió metiendo un dedo en la vagina
de su novia y al mismo tiempo lamía su clítoris.
Priscila ya no podía resistir más. Casi
sentía sus rodillas cediendo por tanto placer. Sabía que en cualquier momento
su sexo derramaría su esencia en gran cantidad, llenando la boca de su amado y
mojando sus muslos. Pero justo en el momento anterior al climax dejó de sentir
los estímulos.
Alex retiró sus dedos y dejó de lamerla.
La contempló. Le gustaba mucho verla así. Con sus mejillas color carmín.
Cercana al orgasmo. Poco después siguió porque sintió la mirada de esa
pervertida chica de cabello negro fija en él.
No era una mirada que le dirigía como reclamándole
por no haber seguido. Sino una mirada tan suplicante como diciéndole...
-Hazme acabar, mi amor. Lo necesito. Sigue
por favor. No me dejes así.
Apartó los labios de la vulva con sus
dedos para poder ver bien su sexo. Su interior de ese color rosa que solo un
sexo femenino tenía. Que era inigualable.
Lamió cada parte. No dejó una parte libre
de las caricias de su lengua.
Priscila sintió otra vez que se acercaba
al orgasmo. Se sentía tan bien. Gemía con fuerza. Gritaba de placer.
-¡Ay! ¡Sí! ¡No te detengas esta vez por favor! ¡Qué rico se
siente! ¡Alex! ¡Sigue! ¡Ah! ¡Ah!
Acabó y derramó sus fluidos sobre la boca
de su amado. También se escurrió un poco por sus muslos.
Alex muy amablemente se encargo de
limpiarla con su lengua. Hasta la última gota.
Priscila se agachó.
Quedaron ahí los dos. En la sala. Uno
frente al otro. Agachados.
Tuvieron que esperar un momento a que sus
cuerpos se calmaran después de tanto placer.
-Ve a mi habitación, Alex. Espérame allí.
Tengo que hacer algo en el baño antes de seguir.
Fue al baño para lavarse la cara.
Luego tomó algo que había escondido en el
baño para que no lo viera su madre.
Era un recipiente de plastico lleno de
agua y la tapa era como un tubo alargado de color blanco. En la punta tenía un
agujero por el que podía salir el agua.
Bajó la tapa del inodoro y se sentó.
Levantó su falda. Colocó la punta de la tapa del recipiente sobre su ano. Lo
introdujo lentamente.
Sintió el agua corriendo en su interior.
Priscila se sonrojó. Se excitó al pensar
que no mucho después sentiría un líquido corriendo en su interior y no sería
agua.
-Mi amor. En un rato tu leche va a llenar
mi culo. Espero que lo disfrutes.
Siguió hasta que toda el agua estuvo en su
interior. Luego se levantó rápidamente y quitó la tapa del inodoro para hacer
lo que debía hacer.
Todo el líquido salió evacuando todo lo
que había en esa cavidad.
Concluyó limpiándose con papel higiénico.
Lavó sus manos antes de salir del baño.
-Listo-pensó mientras se dirigía a su
habitación-. Mi culo ya está listo para ti. Bien limpio.
Alex la sorprendió en la puerta de la
habitación. Ya estaba en ropa interior. La besó apenas llegó.
Entre besos y caricias fueron acercándose
a la cama. Sin mediar palabras.
Priscila se recostó. Sintió con placer
como su chico la recorría con sus labios. Besaba sus labios, su cuello. La ropa
le impedía sentir más su piel.
-Mi camiseta me molesta, Alex. Quítamela
ya. Quítame todo. Quitame mi decencia, mi cordura, mi ropa. No necesariamente
en ese orden. Hazlo como quieras.
A pesar de la excitación la desvistió sin
apresurarse. Se tomó el tiempo para observar encantado la linda piel que
descubría tras quitar cada prenda.
Besó sus hombros hasta llegar a su cuello,
la piel cercana a sus pechos, y su vientre.
Al quitarle el sostén miró sus pechos,
sobre los cuales puso sus manos.
Priscila gemía encantada. Le gustaba tanto
sentir eso. Como los tomaba con sus manos y los acariciaba, los masajeaba, y
los apretaba un poco.
-Chupa mis tetas, precioso. No puedo
esperar.
-Si eso quieres.
-Me gustó mucho que me llamaras diosa del
sexo cuando estábamos en la sala. Me encantó.
-Es lo que eres. Una diosa del sexo. Y del
amor.
Esas palabras le gustaban tanto. La excitaban aún más.
Accedió a su pedido. Lamió sus pezones.
Los chupó con deseo. Con todas sus ganas.
-¡Ay! Sí. Así me gusta. ¡Ah! ¡Ah!
Chupalos. Como si quisieras sacarme leche. No te con tengas. ¡Qué rico!
Siguió adelante quitándole su falda, que era la última prenda que
restaba por quitarle ya que no llevaba bragas.
Fue ascendiendo por sus piernas trazando
un camino de besos. Sus muslos que lamió y besó. Llegó a la entrepierna. Lamió
su pubis, rozó el clítoris con su lengua.
La pervertida chica de cabello negro daba
fuertes gemidos de placer. Deseaba más. Que la llevara al orgasmo una vez más.
Alex se detuvo para contemplarla. Se
acostó a su lado. Le sonrió.
-Ya te hice entrar en calor.
-Sí-afirmó Priscila-. Se ve que tu también
entraste en calor-agregó bajando la mirada para ver el miembro de su novio para
luego tomarlo con una mano.
Movió su mano. Lo masturbó.
-Duro como roca.
-Tengo ganas de que hagamos algo. Hace
bastante que no lo hacemos.
-Dime. ¿Qué quieres hacer?
Le habló al oído. Le dijo lo que quería
hacer.
-Es verdad hace mucho que no lo hacemos.
Priscila se incorporó.
Alex se colocó frente a ella y puso su
pene entre esos pechos que le gustaban tanto.
La chica los tomó con sus manos. Estrujó
el miembro de su amado con sus atributos femeninos. Le gustaba verlo gemir de
placer cuando hacían eso.
-Cuando estés por acabar avísame. Así lo
meto en mi boca para que pueda beber toda tu leche. Tal vez quieras acabar
sobre mis tetas. ¿Eso te gustaría?
-Sí-le respondió entre gemidos-. Hoy estás
con muchas ganas de innovar.
-No me gusta hacer siempre lo mismo.
Priscila recurría a sus otras armas.
Además de estimularlo con sus pechos. Lo miraba fijamente con deseo, se
relamía, le decía cuanto le gustaba su miembro, le dio unas lamidas. Así lo
llevó al límite.
Alex sintió que su cuerpo se estremecía
por tanto placer. Acabó dando un fuerte gemido.
Priscila dejó que toda su esencia se derramara
sobre sus pechos. Probó el semen que había caido sobre ellos. Se preguntaba por
qué le gustaba hacer eso. Pensó que quizá ese fluido mezclado con su propio
sudor tenía un gusto especial.
No se detuvo. Prosiguió lamiendo el
miembro de su chico. Hasta que estuvo listo para más. Luego se recostó y abrió
sus piernas. Lo invitaba a penetrarla. Se entregaba por completo. Apartaba los
labios de su sexo con sus dedos.
-Mira bien, Alex. Estoy tan húmeda y
caliente. Ansiosa de sentirte en mi interior.
Se le acercó. Se posó sobre ella. Y la
besó. Recorrió la boca de esa belleza adolescente con su lengua al tiempo que
la penetraba.
Un gemido ahogado por besos apenas se oyó.
Alex la cogía con deseo. Rápido. Excitado
por los gemidos y las palabras de su novia, que le pedía más y le decía
perversidades al oído. Como recompensando su perversión con placer. Con todo el
placer que podía darle.
-¡Ay! ¡Sí Alex! ¡Dame duro, cariño! ¡Asi!
¡Ah! ¡Ah! Ojalá pudiéramos todos los días. Nunca me cansaría de esto.
Se interrumpió al dar un fuerte gemido.
-¡Quiero tu leche! ¡Se siente tan calida
en mi interior! ¡La quiero toda! ¡Un día me harás un bebé! ¡Quiero ser toda
tuya por siempre, guapo!
Ambos acabaron al mismo tiempo.
Alex llenó el interior de la vagina de su
novia con su semen. Hasta la última gota la dejó dentro de ella.
Priscila gritó de placer. Respiró
agitadamente. Sintió tanto placer. Sentía la calidez en su interior.
-Que rico se siente. Me llenaste bien.
Descansaron unos minutos antes de seguir.
Alex decidió recordarle algo.
-Dijiste que tenías una sorpresa para mi.
¿De qué se trata?
-De esto.
Priscila le dio la espalda para luego
ponerse a cuatro sobre la cama. Luego llevó sus manos hacia sus nalgas y las
apartó para que pudiera ver bien su ano.
-Sorpresa, mi amor. La virginidad de mi
culo es tuya.
Alex se sorprendió al verla hacer eso.
-¿En serio? ¿Quieres por ahí? Necesitamos
un preservativo. Porque esa parte tiene. Ah... Tu sabes.
-¿Para qué crees que fui al baño? Me hice
un enema. Está limpio.
-¿No te dolerá mucho?
Se sonrojó.
-Por curiosidad investigué un poquito. Sé
que te podría doler. Y podría lastimarte si no está algo dilatado.
-Ya estuve preparándome un poco metiendome
los dedos, pero...
La chica se sentó sobre la cama.
-Si quieres más seguridad podemos hacerlo
con lubricante. Compré porque sé que eres un chico bueno y sabía que quizá
querrías hacerlo con toda la seguridad posible.
-Está bien.
-Eres tan considerado y pervertido. Te
amo.
-Te amo, pervertida mía.
-Sí, soy solo tuya.
Priscila se fue de la habitación y volvió
poco después llevando el envase que contenía el lubricante. Se lo entregó a su
novio.
-Tu te encargas de ponérmelo.
Se puso en la misma posición que hacia
unos minutos. Apartó sus nalgas con sus manos.
Alex puso lubricante sobre el ano de su
novia. La penetró lentamente con un dedo. El cual luego se deslizaba con
rapidez. Casi sin darse cuenta empezó a masturbarla penetrándola por allí.
Priscila gemía. Le gustaba sentirlo. Pero
ansiaba aún más sentir el miembro de su novio. Pensó provocarlo un poco. Movió
su trasero.
-Alex. Te gusta tanto mi culo, ¿no?
¿Quieres cogerme por el culo, chico atrevido? Seguro que quieres llenármelo de
leche con esa verga deliciosa que tienes hasta que se derrame. Hazlo. Hazlo ya.
No me hagas esperar más, mi macho delicioso.
-Si lo pides así no me queda más
alternativa que complacerte, pervertida hermosa.
Colocó el glande sobre el ano de la chica
y fue empujando lentamente.
El lubricante ayudaba a que entrara con
más facilidad.
Priscila cerró sus ojos. Daba suaves
gemidos. Sentía con placer como él penetraba esa parte de ella que no había
sido penetrada por nadie más. También le dolía un poco. Esa sensación le traía
recuerdos que la excitaban.
Ella tendida sobre una cama. Su cuerpo
apenas empezando a desarrollarse entregándose a las caricias, los besos, el
cariño absoluto, y al sexo masculino que desgarraba su himen con amor y
lujuria. Su hermano mayor. Su primer amor. Ese primer amor inolvidable.
Esa situación era distinta, pero igual de
excitante.
Amaba con locura al chico que la
penetraba, pero que no tenía ningún lazo sanguíneo con ella. Lo que era una
suerte porque si podía estar junto a él por siempre.
Miles de noches había maldecido a la vida
porque Fabián había nacido como su hermano hasta que había conocido a Alex.
Alex la penetró lentamente. Sentía el
recto de su novia cálido y apretado. Le resultaba muy excitante. Lo llenaba de
placer. Ya tenía su miembro completamente dentro de ella.
-Ya está todo dentro.
-Lo sé-respondió gimiendo de placer.
-¿Te duele?
-Un poco.
-¿Quieres que lo saque?
-Adelante con el mete y saca hasta que
acabes dentro de mi, amorcito.
Accedió a su pedido. Empezó a moverse
hacia delante y hacia atrás.
-Si quieres más rápido me lo dices.
Ella solo respondió afirmando con la
cabeza y dando un fuerte gemido.
Pero no hicieron falta palabras.
El paso del tiempo y el aumento de la
excitación y el calor en el cuerpo de ambos provocaron que las embestidas de
Alex fueran cada vez más rapidas.
Su miembro se deslizaba rápidamente. Lo
excitaba mucho el calor de esa cavidad que penetraba por primera vez. Iba más
rápido.
-¡Ah! ¡Así Alex! ¡Tomalo! ¡Mi culo es para
ti! ¡Ya me desvirgaste! ¡Más fuerte! ¡Ah! ¡Ah! ¡Acaba en mi culo!
Priscila acabó dando un grito de placer y
tomando con sus manos la sábana de la cama. Sentía la esencia de su novio
llenando su interior.
-Lo quiero todo. No lo saques hasta que
dejes todo en mi culo. Llename toda.
Aunque Alex hubiera querido en principio
no hubiera podido sacarlo. Cuando su novia se corrió sintió que su interior
estaba como más apretado. Oprimía su miembro. Dejó todo su semen allí.
Finalmente lo retiró poco después.
Se acostaron para recuperar fuerzas.
Descansar un poco.
Alex la abrazó por detrás.
Priscila se sentía muy bien. Le gustaba
sentir aún el miembro de su novio rozando sus nalgas.
-Eso estuvo demasiado bueno.
-Mi culo se siente bien. Sí que acabaste
como nunca. Te gustó muchísimo.
-Demasiado.
-Lo haremos de tanto en tanto.
Priscila volteó y besó a Alex en los
labios, en el cuello.
-Deberíamos prepararnos para cuando lleguen las visitas. Hay que ahorrar
agua. Ayudemos al planeta bañándonos juntos.
-Algo me dice que quieres hacer algo más
en la ducha, mi pervertida novia.
-¿Por qué piensas eso?
-Porque te conozco. Y sé cuanto te gusta
hacerlo en la ducha.
Alex la besó antes de levantarse de la
cama.
Priscila miró el trasero de su novio. Le
gustaba verlo. Sonrió. Tuvo una idea pervertida. También se levantó y abrazó
por detrás a su chico.
-Alex, quiero preguntarte algo.
-Adelante.
-Ya que estamos con esto de hacer cosas
distintas, el sexo anal. ¿Me dejarías...?
-Dime. Vamos.
Él sintió mucha curiosidad. Había una
pregunta para hacer que a su novia le causaba timidez. Se preguntaba de que se
trataba.
-Bueno. ¿Me dejarías meterte dedo algún
día? Para los chicos también puede ser muy placentera la estimulación anal.
-Dijo Erica que iban a llegar a las siete
y medía-dijo Vanina-, ¿no?
-Así es-le respondió Priscila-. Pero
apenas han pasado diez minutos desde que pasó esa hora. Ya llegarán. Si estás
muy ansiosa podemos ir a mi habitación juntas, Vani. No he tenido tiempo a
solas contigo. Y ustedes pueden mirar si quieren, chicos.
Alex se mantuvo impasible pensando en
cuando llegarían Erica y la mujer misteriosa a pesar de que la propuesta de su
novia le había resultado más que interesante.
-Eso me gustaría-comentó Fabricio,
provocando que su novia se sonrojara.
-Y después si quieren pueden acabar sobre
nosotras. También podríamos cambiar de lugares por un momento.
-¿Cambiar de lugares?-pregunto Vanina.
-Tu con Alex y yo con Fabricio.
-Ah. Yo... Creo que...
Priscila sonrió de manera pervertida.
-Ya conocí muchas personas como tu, Vani.
Eres tímida, pero solo hay que llegar a la pervertida que llevas dentro. Una
vez que te pones caliente se te quita lo tímida. Eri ya me habló sobre ti.
Fabricio escuchó que alguien golpeó la
puerta de la casa. Fue a abrirla.
-Alguien llegó.
Se encontró con Erica. No la vio
acompañada.
-Hola Eri. ¿No vino tu chica contigo?
Prometiste que la conoceríamos hoy.
-Está aquí conmigo escondida. Planeé una
buena entrada en escena. Permiteme...
-Sí. Por supuesto.
Erica pasó y luego de saludar a todos se
paró junto a la entrada.
-Tenemos el gusto de que nos acompañe esta
noche mi linda novia estudiante de medicina. Mi bonita comelibros. Pasa
amorcito.
Escucharon una risa femenina y una voz.
-Hacen que me sienta como una estrella.
Tanta presentación solo para mi.
Finalmente pasó.
Estaba vestida con un jean azul, una
chaqueta roja y una blusa blanca, la cual permitía apreciar un poco sus pechos.
Llevaba una cartera que contenía algunas cosas que siempre llevaba por si las
llegara a necesitar.
Por su físico podían notar que era alguien
que cuidaba mucho de sí misma.
Lo cual era un poco sorprendente ya que
comúnmente las personas como ella al estar ocupada con los estudios descuidaban
un poco su salud.
Era muy atractiva.
El jean ocultaba unas piernas bien
cuidadas sin cicatrices fruto de descuidos de la niñez y un trasero firme. Sus
pechos eran un intermedio entre los de Vanina y Priscila o Erica. Ni muy
grandes ni muy pequeños.
Su cabello lo tenía corto, pero no mucho.
Le llegaba hasta un poco más arriba de sus hombros.
Era una de esas pocas mujeres a las que el
cabello corto le quedaba muy bien.
Peor curiosamente lo que más llamaba la
atención de todos era su bello rostro adornado con un lunar que se veía bien
donde estaba.
-Hola a todos. Mi nombre es Amanda. Pueden
llamarme Ami si lo desean. Asi que ustedes son los amigos con derechos de mi
niña.
Soltó una casi inaudible risa.
-Entre todos ustedes me siento una
viejita. Son todos menores, ¿no? Yo tengo 21 años.
Fue saludando a todos. Siempre sonriente.
Parecía una persona muy agradable al
primer momento. Ya la conocerían en profundidad y se darían cuenta de que no
solo era agradable como amiga, sino también como compañera de cama.
La invitaron a ocupar uno de los sillones
de la sala.
-Me alegra finalmente haber podido tomarme
unos días de mi agitada agenda para venir a conocerlos a todos. Aunque de
algunos de ustedes Eri me ha hablado mucho.
Priscila estaba algo sorprendida por la
actitud de esa mujer. No parecía para nada la pervertida de la que su mejor
amiga le hablaba en ocasiones.
Parecía más bien una persona dedicada a
los estudios como cualquier otra. Seria y algo intelectual, pero que no vivía
encerrada estudiando y le gustaba divertirse. En ningún momento en su rostro
asomaba algún gesto fugaz inevitable que tiene una persona al tener una idea
pervertida.
Pero obviamente esa pervertida chica de
cabello negro no podía escuchar los pensamientos de esa mujer que acababa de
conocer.
Mientras conversaban Amanda tuvo una idea.
-Ya sé. Podemos hacer algo para conocernos
mejor todos y divertirnos un poco. Juguemos a hacer preguntas. Cada uno tendrá
su turno. Por quince minutos tendrán que responder cualquier pregunta que les hagan.
No vale negarse a responder ni decir mentiras.
-Pero...
Habló Alex.
-Dime amorcito. Tu te llamas...
Recuérdame. Lo siento mucho.
-Está bien. Recién nos conocemos. ¿Cómo
puedes estar segura de que todos dirán la verdad?
-Confío en su integridad. Yo voy primero
porque soy la nueva aquí. Pregunten lo que quieran. Lo que sea. Y yo respondo.
-¿Con quién fue tu primera vez?-preguntó
Priscila.
Amanda se rió.
-A ti sí que no te gusta andar con rodeos.
Vas por las preguntas fuertes. Verán. Es un tema algo complicado. Es que yo...
Fui violada.
Erica cubrió su rostro con su mano.
Todos quedaron boquiabiertos al
escucharla.
Alex le habló al oído a su novia en voz
baja.
-Qué puntería. De todas las preguntas que
podías hacer le hiciste una incómoda a nuestra invitada.
La chica le respondió de la misma manera.
-No sabía nada. Eri debió advertirnos que
había temas de los que no había que preguntarle a su chica.
Amanda siguió hablando.
-Fue una vecina. Su nombre es Erica.
Todos la miraron sorprendidos cuando dijo
eso.
-Y me gustó mucho.
Hubo un suspiro de alivio general.
Erica dejó de cubrir su rostro con su
mano. Lo había hecho para ocultar que se estaba riendo.
-Dejando de lado lo de la violación, el
resto es verdad. Fue conmigo su primera vez.
-Sí. Yo tenía 18 y Eri 14. Fue cuando aún
no eramos novias. Solo buenas vecinas y amigas.
Amanda se rió.
-Siento mucho haberlos incomodado, pero no
pasará otra vez. No suelo hacer ese tipo de bromas.
-Cuéntanos más sobre esa primera vez-pidió
Fabricio.
Vanina quería saber más también. Por pura
y morbosa curiosidad de la que se sentía un poco avergonzada en ese momento.
-Mejor en otro momento. No nos
distraigamos del juego de preguntas.
Siguieron con ese juego. A cada cual le
llegó su turno de responder.
Ya pasado el momento de diversión
empezaron los temas de conversación que a Priscila le gustaban.
-Esta reunión se pone cada vez mejor-dijo
Amanda-. Solo faltaría... No pero todos ustedes son chicos. No se puede.
-¿En qué piensas, amor?-preguntó Erica.
-Bueno. Pienso en... Bebidas alcoholicas.
-Eri y yo podríamos beber. ¿Por qué no?
Tenemos 17, pero... ¡Vamos! Solo es un año. Además una adulta responsable
acompañándonos no nos permitirá que nos pasemos de copas. ¿No es así?-Finalizó
Priscila guiñándole un ojo a Amanda.
-Exacto.
-Hey-dijo Fabricio-. ¿Nos dejan afuera a
los que tenemos 15?
-Si quieres bebe, pero no mucho-dijo
Erica-.
-Hay que salir a comprar algo porque mi
mamá es absolutamente abstemia-mencionó Priscila.
-Yo me encargo porque fui la de la idea y
además soy mayor. No creo que les vendan bebidas a ninguno de ustedes.
La mujer tomó de la mano a Alex. Y lo
llevó con ella.
-Volveremos pronto -Miró a Priscila-. Ya
te lo devuelvo, guapa. Una dama no puede salir sola a estas horas.
Así que de repente aquel chico se encontró
caminando con la novia de una de sus amigas aquella noche de sábado.
-Eres algo tímido, ¿no?
-Algo. Eres una mujer interesante. Es algo
extraño tenerte entre nosotros. No porque tengas algo de malo. Solo que todos
nosotros somos adolescentes y tu...
-¡No hables así!-dijo con fingido horror
Amanda-. ¡Me haces sentir una anciana!
-No... No trataba de decir eso... Es
que...
-¡Es broma! Entiendo cual es tu punto.
Tranquilo, chiquito lindo.
Se colocó frente a él por un momento para
darle un beso.
Nada más que un roce de labios.
-¿Me besaste?
-Eso no es lo que yo llamo un beso. Para
mi eso es casi como darse la mano.
-¿Cómo darse la mano?
-No te molestó que lo hiciera, ¿no?
-No. Sólo
me sorprendió un poco.
-¿Tu novia no es
celosa?
-No le importa lo que
pueda hacer con otra chica. Puedo hacer lo que quiera con cualquier otra, pero
nunca sería lo mismo que hacerlo con ella.
-En la cama te
atiende como nadie más puede. ¿Por eso?
-No. Porque la amo.
Nos amamos. Por eso no importa lo que hagamos y con quien. Tanto ella como yo
sabemos que estamos unidos por el amor que sentimos.
-¿Te has enamorado de
alguna otra chica antes de conocerla?
-No.
-¡Qué lindo! Ella es
tu primer amor. Espero que primer y único.
-Eso espero yo
también.
Llegaron a la tienda.
Amanda pensó que
debía comprar alguna bebida no muy fuerte.
Cuando salieron
siguieron conversando.
-Es una linda
sensación, Alex. Cuando alguien te ama te da vida y empiezas a entender
realmente lo maravilloso que es estar vivo. Esa es la verdadera riqueza. Que
alguien te ame. No tener una gran casa y mucho dinero. Amas a alguien que te
corresponde y sientes que no te falta nada, que tu vida es perfecta. Aunque
sabes que no es así.
-¿Eso te hace sentir
Erica?
-Sí. Yo tuve algunas
relaciones que no resultaron nada bien. Con hombres. Al fin me di cuenta de que
mi problema no solo era que mis relaciones no resultaban. Mi otro problema era
que seguía buscando el amor cuando ya lo había encontrado, pero yo misma me
negaba a aceptarlo.
-¿Por qué?
-Porque me había enamorado
de una chica. Erica siempre estaba en buenos y malos momentos. Incondicional,
comprensiva, capaz de hacerme reir cuando mi corazón me decía que solo debía
llorar. Tan romántica y pervertida. Me hacía saber que mientras yo andaba con
tipos que solo jugaban conmigo ella pensaba en mi. Me deseaba. Quería tenerme a
su lado como novia, amante, pareja. Pero...
-Te preocupaba lo que
la gente a tu alrededor pudiera pensar si tenías una relación con una chica.
Supongo.
-Exacto. Pero al
final lo único realmente importante es mi felicidad. Tengo una relación estable
con una chica. La amo y ella me ama. Al que no le guste que no se junte
conmigo. Así de simple.
Amanda rodeó con un
brazo a Alex.
-Eres un buen chico.
Nunca cambies, amorcito.
-Es una pena que no
te hayamos conocido antes, Amanda. Nos estábamos perdiendo de mucho.
-Puedes llamarme Ami
si lo deseas. Dime...
Alex la miró.
Esa mujer tenía un
bello rostro y relucía aún más cuando sonreía.
-¿Te gusto? ¿Te
parezco atractiva?
Las preguntas
provocaron que se pusiera algo tímido.
-Eh... Sí. Tienes muy
linda cara.
-Dime más. ¿Te gusta
mi culo? ¿Mis tetas? Me caes bien. Si te gusto algún día podríamos hacerlo.
-Tu también. Desde
que estoy con Pris parece que todas las chicas que voy conociendo son
bisexuales.
-La gente suele
juntarse con quienes comparten sus mismos gustos, ¿no?
Llegaron a la casa de
Priscila.
Siguieron con lo que
estaban.
Reunidos conversando
sobre temas subidos de tono. Pero ahora bebiendo sidra.
Con el alcohol
corriendo por sus cuerpos.
La intención de
Amanda era clara.
No quería que se emborracharan.
Ella tenía
experiencia bebiendo y sabía que podían beber lo suficiente como para que todos
se pusieran más atrevidos, pero sin llegar al estado de ebriedad.
-Creo que ya tuvimos
suficiente charla. Pasemos a la práctica. ¿Quienes se animan a besarse para ir
calentando el ambiente? Y hablo de que lo harán frente a todos. Queremos mirar.
-Nosotros lo
hacemos-se ofreció Priscila.
-Adelante-dijo
riendose Erica.
Alex abrazó a su
novia.
-Hagamos que nuestros
amigos se calienten viendonos, amorcito.
-Pris, creo que
bebiste un poco de más.
-Sabes que siempre
soy así de atrevida. El alcohol no tiene nada que ver. Cierra los ojos, amor.
Imagina que estamos solas.
Se besaron.
Un beso cargado de
deseo. Pasión. Lujuria.
Los demás los veían
entre sorprendidos y excitados por como los dos se entregaban a sus deseos
pervertidos frente a todos.
Veían sus lenguas
enfrentandose, las caricias intimas.
Si no los detenían
realmente lo harían. Iban a coger frente a todos.
Una escena XXX en
vivo y en directo.
Vanina llevó una mano
a su entrepierna. Acarició su sexo con sus dedos.
Fabricio juntaba sus
piernas. Como si con eso pudiera contener la inevitable erección.
Erica y Amanda ya
vieron lo suficiente para que ya no pudieran permanecer sentadas sin hacer
nada.
-Parejita.
-Lamentamos
interrumpir.
Alex y Priscila las miraron
como confundidos. Por tanta excitación parecían no entender palabras.
-Ustedes ya están
calientes. Ayudennos a calentarnos a los demás.
Amanda apartó a
Priscila y la besó. Sin contenerse. Con lengua. Tocó sus pechos. Exploraba su
cuerpo sin límites.
La pervertida chica
de cabello negro se sorprendió, pero poco después correspondió sus besos y
toqueteos.
Erica fue por Alex.
Lo besó con deseo. Casi con desesperación le quitó el sueter y la camiseta.
Besó su pecho. Lamió sus pezones mientrás él la acariciaba y le apretaba un
poco las nalgas.
Fabricio y Vanina
eran los únicos que aún se mantenían ajenos a esa situación, pero no por mucho
tiempo.
Amanda, quien ya
estaba semi desnuda fue por la chica de anteojos. La llevó de la mano.
Junto con Priscila la
desnudaron y también se quitaron las pocas prendas que les quedaban a ellas
mismas. Se colocaron a sus costados.
Cada una se dedicaba
a chupar un pecho de la adolescente de anteojos al tiempo que estimulaban su
sexo. La masturbaban y ella las masturbaba a ambas.
Las tres estaban
hundidas en su pervertido placer.
-Fabricio-lo llamó
Erica-. Ven tu también.
Fue rodeada.
Alex estaba frente a
ella quitandole la blusa y el sostén mientras su mejor amigo la despojaba de su
falda y sus bragas.
Se quitaron la ropa
ambos. La besaron y acariciaron.
Alex chupaba los
pezones de la chica.
Fabricio besaba su
espalda. Con una suave caricia fue recorriendo el trasero de su amiga. Llevó su
mano hasta la vulva. Acarició su sexo.
Erica se excitaba al
sentir esos miembros duros como roca rozando su piel por momentos. Finalmente
los apartó un poco para agacharse. Se puso a cuatro en el suelo.
Ellos se agacharon
también para estar a su altura.
-Alex, hazmelo por
detrás estilo perrito. Acercate Fabri.
Poco después los
sintió. Dos miembros dentro de ella..
El del novio de su
amiga en su vagina. Entrando y saliendo con rapidez. Excitandola. Llenandola de
placer con cada embestida.
El de su amigo en su
boca, el cual chupaba con gusto.
Quería el semen de
ambos. Lo deseaba.
Un inmenso placer
dejó su cuerpo en un estado de total relajación.
Pronto sintió ese
fluido blanco, espeso y cálido en su boca. Tragó hasta la última gota.
También lo sintió
derramandose en su vagina. Llenando su interior.
Pero no descansó
mucho tiempo.
Vio a su novia y a su
mejor amiga dandole placer a Vanina. Deseaba unirse a ellas y no se detendría.
-Miren bien,
chicos-dijo Amanda-. Esto va a hacer que se pongan rígidos de nuevo muy pronto.
Erica besó a Vanina
antes de colocarse sobre ella para que lamiera su sexo.
-Eri ya te probó-dijo
Priscila-. Ahora quiero hacerlo yo-concluyó antes de practicarle sexo oral a la
chica de anteojos.
Amanda solo se limitó
a sentir placer al ser masturbada por Vanina.
Alex y Fabricio se
masturbaban observando aquella escena lesbica.
Erica se apartó
después de que acabó una vez más, llenando la boca de su amiga con su esencia.
Su novia gritó de placer al acabar también.
Priscila sintió con
placer los fluidos de Vanina derramandose en su boca.
La chica de anteojos
se arrodilló. Al ver frente a ella a esos dos miembros erectos su reacción
inmediata fue tomarlos con sus manos. Los masturbó a ambos. Poco después puso
en su boca el pene de Alex. Fue alternando. Masturbaba a uno y le practicaba
sexo oral al otro.
Las demás estaban
sorprendidas.
-No le basta beberse la
leche de una sola verga-comentó Amanda-. La niñita de anteojos es una linda
pervertida. Divirtamonos nosotras también.
La bella y pervertida
futura doctora fue a buscar algo que estaba en su cartera y regresó.
Era un dildo de dos puntas.
Con uno de los
extremos penetró a su novia y el otro lo introdujo en su propio sexo.
Amanda y Erica
entrecruzaron sus piernas. Empezaron con un excitante vaivén de caderas que
hacía que el dildo se moviera en el interior de ambas.
Priscila se
masturbaba observandolas. Cuando ambas acabaron tomó el dildo y lo lamíó para
saborear los fluidos femeninos.
-Parece que te gusta
mucho hacer eso. Debes ser estupenda dando placer con tu boca.
Mientras hablaban
Vanina se quitaba los anteojos preparandose para lo que seguía. Abrió su boca.
Los masturbó a los dos chicos hasta que acabaron.
El semen de ambos
manchó el cabello, el rostro y los pechos de la chica. También cayó algo en su
boca.
-¿Estupenda?-preguntó
Priscila-. Yo soy la mejor.
-¿Me desafías?
-Chicas-intervino
Erica-. Vani ya los desocupó. Esto se soluciona con una competencia de mamadas.
Amanda fue con Alex y
Priscila con Fabricio.
Erica y Vanina fueron
testigos de esa pervertida competencia.
Finalmente Priscila
fue la primera que sintió el semen en su boca. Ella ganó.
Amanda aceptó
tranquilamente su derrota.
-Eres muy buena.
Igual disfruté bebiendo la leche de tu novio.
Pero no pararon ahí
seguían con ganas de más.
Alex y Fabricio
fueron bien atendidos.
Priscila y Vanina
lamieron el miembro del primero.
Erica y Amanda
hicieron los mismo con el otro.
-Son solo dos, pero
igual podemos gozar las cuatro.
Amanda se recostó y
le pidió a Vanina que se posara sobre ella.
Abrieron sus piernas.
Quedaron abrazadas. Con el sexo de una muy cerca del de la otra.
Fabricio entendió que
pretendían que hicieran. Colocó su miembro entre los sexos de ambas. Sintió la
calidez de sus intimidades. Fue moviendose. Como si las hubiera estado
penetrando a ambas.
Las dos gimieron.
El miembro frotaba
sus sexos. Rozaba aquella parte tan sensible de ambas. El clitoris.
Priscila y Erica
hicieron lo mismo con Alex.
Acabaron una vez más
todos.
Siguieron hasta que
quedaron agotados
La sesión XXX en
aquella sala concluyó cuando Priscila les pidió a Alex y Fabricio que la
hicieran gozar solo una vez más.
Se sentó sobre el
mejor amigo de su novio, quien estaba en el suelo, para que su miembro la
invadiera. Luego sintió las manos de Alex apartando sus nalgas para dejar a la
vista su ano.
Lo sintió. Ese
miembro rígido abriendose paso. Penetrando su ano.
Dio un fuerte gemido.
Esa doble penetración había llevado su nivel de excitación hasta sus límites.
-Los siento a los
dos. Me gusta tanto. Cojanme duro. Llenenme con su leche. No puedo esperar.
Los dos empezaron a moverse.
A cogerla duro. Con deseo. Invadidos por la lujuria.
Priscila gemía.
Gritaba de placer. Sentía las duras embestidas de los dos. Les pedía más.
-¡Pris! ¡Voy a acabar!
-¡Aguanta un poco,
Fabri! ¡Quiero sentirlos a ambos acabando! ¡Llenenme al mismo tiempo! ¡Quiero
sentirlo!
Se entremezclaban los
gemidos, el sudor, el calor de sus cuerpos. Daban su último aliento. Después de
eso ya no podrían seguir.
Priscila sintió lo
que tanto ansiaba.
Fabricio acabó en su
vagina.
Alex acabó en su
recto para luego retirar su miembro. Derramó algo de su semen en las nalgas de
su novia.
A los dos les gustó
verla tirada en el suelo. Desbordada por todo el placer que sintió.
Priscila gustosa
sentía la esencia de ambos en sus dos cavidades. Se escurría por su ano y los
labios de su sexo.
-Qué buen polvo me
echaron los dos. Se sintió muy rico.
Todos quedaron agotados por tanto acto
sexual.
Durmieron allí mismo. En la sala.
Hasta que un sonido los despertó.
La voz de una mujer.
-¡Priscila! ¡Abre la puerta! ¡¿Aún estás
dormida?!
La chica se levantó enseguida al escucharla.
-¡Mi mamá! ¡Despiértense! ¡Vístanse y
prepárense para salir corriendo más rápido que el correcaminos! Alex, esconde
la bebida.
Fue hacia la ventana. Vio a su madre en el
patio.
-Al fin-dijo aquella pelirroja mujer-. Abre
la puerta del garage para que pueda meter el auto, ¿quieres?
Priscila presionó el botón que hacía que la
puerta del garage se abriera y fue a vestirse.
-Anoche me
metieron autos por mis dos garage, mami-pensó Priscila-. Si supieras todos lo
que hicimos en la sala.
Miranda entró en la casa y los vio a todos
Ya vestidos y arreglados a las apuradas.
-¿Aún están aqui?
-Sí-respondió Alex-, pero ya se van. Las
horas se nos pasaron volando mientras...
-Conversábamos-completó Fabrició, quien se
fue junto con Vanina luego de despedirse.
-Lo pasamos muy bien-dijo Erica-. Espero que
pronto podamos reunirnos nuevamente Me gustó demasiado. Vamonos de aquí ya
mismo-concluyó hablándole en voz baja a su novia.
Miranda observó detenidamente a Amanda.
-Hey. ¿Quién eres tu? ¿Te juntas con mi hija
y sus amigos? No te ves muy menor de edad que digamos.
La otra aún estaba medio dormida y por eso no
respondió a las palabras de la pelirroja.
-Porque no lo es. Mi novia es mayor de edad.
-Qué linda es usted, señora.
Amanda quedó sorprendida por la belleza de
aquella pelirroja.
-Es una señora mamá que me gustaría llevarme
a la cama.
Sin dudar se le acercó y la besó.
Miranda sintió por primera vez después de
mucho tiempo la calidez de unos labios sobre los suyos y una lengua invadiendo
su boca. Le costó quitarsela de encima. Ese beso la estaba excitando un poco.
Casi sintió su sexo humedeciendose por solo ese simple contacto.
Priscila se excitó un poco al ver eso.
-¡¿Por qué me besas?! ¿Acaso tengo un cartel
que dice besos gratis?
-Ya hiciste enojar a la mamá de mi amiga.
Puede ser peor que Hulk. ¡Vamonos ya!
Erica casi arrastró a su novia fuera de la
casa.
Alex miró preocupado a la madre de su novia,
quien de un momento a otro se quedó como totalmente paralizada.
-¿Se encuentra bien?
Miranda lo miró.
-Sí. Solo que el hecho de que me besara una
mujer me resultó algo traumatico. Bastante traumatico. Muy traumatico, Alex.
-¡Vamos! Seguro que te gustó, mami. Dejame
darte un beso. ¡Porfa!
-Olvidalo Priscila. Ni en sueños.
-¡Mentira! En sueños sí. Tuve muchos sueños
XXX en los que te dejas hacer de todo.