lunes, 27 de agosto de 2012

15-Tu, pervertida.


-Maldición-dijo Alex, quien daba vueltas de un lado a otro en su habitación-. Ya falta poco. Finalmente hoy va a suceder. Que todo salga bien. Que todos se comporten como deben. Debemos darle una buena impresión.
    De pronto el chico sintió la palma de una mano golpeando su rostro.
    No con mucha fuerza, pero si la suficiente como para que le doliera.
    Erica lo había abofeteado.
    -¡Hey! ¿Por qué haces eso? Me dolió.
    -Ya siéntate, Alex. Todo saldrá bien. Me pone nerviosa que estés yendo y viniendo.
    -Hay algo que me pregunto. Solo por curioso que soy. ¿Por qué tuvieron que venir a almorzar todos ustedes también?
    Amanda estaba sentada sobre la cama sosteniendo uno de los controles conectados al playstation 2 y jugaba al god of war 2.
    Fabricio observaba atentamente lo que ella hacía en el juego.
    -¡Muérete Atropos! ¡Muérete! ¡Muérete!
    Vanina se encontraba frente a la cómoda de Alex. Veía el contenido de algunas revistas que estaban en un cajón y se notaba un leve tono carmín en su rostro.
    Erica, quien estaba sentada junto a su novia se encargó de responder la pregunta.
    -Porque tu mamá lo permitió. ¡Vamos! Tenemos que estar aquí. Ustedes son nuestra ilustre parejita. Creemos en el amor que hay entre los dos y por eso somos dignos de ver como se desarrolla su relación. ¿No te parece? Este es un gran momento. La mamá de Pris va a conocer a tu familia.
    -Tiene razón, Erica-se sumó Fabricio-. Tenemos que estar aquí. Y siempre estaremos aquí para ver lo que pase. Hasta llegará el día en que Pris y tu tendrán los hijos más inteligentes, pervertidos y geniales. ¡Serán poderosos! ¡Las personas les tendrán miedo! ¡Y dominarán el mundo! ¡Si dominan el mundo tal vez le darán algo de dinero a su tío Fabricio!
    Alex lo miró con el ceño fruncido.
    -¿No crees que ya estás exagerando un poquito?
    -Sus hijos-dijo Erica-. Eso será genial. Espero que tengan una niña primero. Y cuando sea adolescente me moriré de ganas de hacerle cositas. Aunque... ¿Por qué esperar tanto? Por una Pris pequeñita podría volverme una lolicon.
    -Hey. Cuidado con lo que dices respecto a mi futura hija.
    En ese momento a Alex por algún motivo se le ocurrió mirar hacia donde estaba Vanina. Notó que el cajón de la cómoda que estaba revisando no era en el que estaban sus mangas y otras cosas que la chica de anteojos tenía interés en revisar. Fue inmediatamente hacia allí. Tomó una revista que había sacado su amiga y la guardó para luego cerrar el cajón.
    Vanina se sonrojó al ser sorprendida viendo aquellas revistas con material XXX.
    -Ese no era el cajón.
    -Eh... Sí... Yo... Me di cuenta.
    Alex le mostró cual era el cajón indicado.
    La chica de anteojos sabía que algo dentro de ella le pedía seguir viendo aquellas revistas que estaban en ese otro cajón.
    En ese momento alguien golpeó la puerta de la habitación.
    -Adelante.
    Poco después entró una chica de baja estatura y cabello corto. Era Jesica, la menor de la casa.
    Vestía un pantalón corto negro y una camiseta blanca. Su vestimenta habitual. Estaba descalza.
    -¿Qué se te ofrece, Jesi? ¿Todavía no te cambiaste de ropa?
    La pequeña de trece años se acercó a su hermano mayor y lo observó detenidamente sonriendo.
    -Qué guapo te ves, nii-san. Asi hasta tu suegra se va a terminar enamorando de ti.
    Poco después la chica lo abrazó para ocultar que se había sonrojado un poco.
    -¿Qué te sucede? Te estás comportando algo raro últimamente. Me pregunto qué clase de animé estarás viendo. No sueles ser tan cariñosa conmigo.
    Jesica se apartó de su hermano y se ocupó se saludar a los demás.
    -Hola Ryuubi. Qué gusto verte.
    Vanina la miró.
    -¿Me hablas a mi?
    -Claro que sí. Eres perfecta para un cosplay de Ryuubi de Ikkitousen. Me gustaría que también tuvieras una Kanu. Y sé quien podría ser tu Kanu.
    Jesica se subió a la cama de Alex y se acercó lentamente por detrás a Erica. Agarró los pechos de la chica y los apretó un poco, provocando que la otra mirara hacia atrás y sus miradas se encontraran.
    -Te agarré por sorpresa. Tu serías una perfecta Kanu.
    -Hola Jesica. Siempre tan simpática.
    La imaginación pervertida de Alex y la de Fabricio despertaron al ver a esa chica de trece años manoseando a Erica. El primero apartó la mirada algo avergonzado por tener pensamientos pervertidos que involucraban a su hermana menor.
    Amanda estaba distraída con el videojuego y cuando la pequeña fue a saludarla sin pensar le dijo un “hola” al que le siguió un fugaz beso en los labios.
    Jesica nuevamente se sonrojó. Pero luego observó atentamente a aquella chica.
    -Tu también. Ese cuerpo, tu cabello, y tu presencia. Ya pensaré un cosplay adecuado para ti también.
    -¿Por qué estás pensando en cosplays adecuados para cada uno, Jesi?-preguntó Fabricio.
    -Porque mi nii-san me prometió que algún día todos me acompañarán a una convención haciendo cosplay junto conmigo. Los veré luego. Iré a cambiarme.
    -¡¿Qué?!-dijeron al unísono Vanina, Fabricio, Erica, y Amanda.
    -¡Mientes! ¡Yo no dije eso!
    -Claro que sí lo dijiste, nii-san. Te amo.
    La pequeña se retiró luego de tirarle un beso a su hermano mayor.
    -En realidad no es que yo tenga mucho problema con eso de hacer cosplay-dijo Fabricio-. No me da vergüenza ni nada. Pero hacer cualquier traje para hacer cosplay cuesta y mucho.
    -No le hagan caso. Siempre inventa cosas.
    -Creo que nos habías dicho que tu hermana es cosplayer-dijo Vanina-. ¿No es así?
    -Sí. La mayoría de las cosas que usa las hace ella misma.
    -¿Cuándo piensas estrenarla?-pregunto Erica.
    -¿Estrenarla? ¿A qué te refieres?
    -Ya sabes. Los dos en una cama. Ella con sus piernas abiertas y tu preparado para penetrarla. Entonces te dirá: “despacio nii-san porque es mi primera vez”.
    -No te atrevas siquiera a imaginar que yo podría hacer eso con mi hermanita.
    -¡Vamos! El incesto no tiene nada de malo. Además. ¿No es mejor que su primera vez sea contigo que eres su hermano y no con cualquier idiota que juegue con su corazón? Tu la amas porque es tu hermanita, ¿no? Nada como el amor verdadero de familia.
    -Quizá tengas razón, pero no es correcto. Estás loca. ¿Qué crees que pensarían Pris, mi mamá, mi padre y hasta Miranda si Jesica me acusa por intentar hacer algo con ella? Me matarían. Aunque pensara que es correcto ella no querría hacer eso con su hermano mayor. Es una chica inocente.
    -Por Pris no habría problema si ella...
    Se dio cuenta de que iba a decir algo que no debía. Sobre la primera vez de Priscila Fabricio. El incesto.
    -¿Ella qué?-preguntó Amanda, quien en ese momento apagó la consola de Alex.
    -Nada. Olviden lo que iba a decir. Y por lo de inocente... Bueno. Ella tiene trece años. Ya no es una niña. Y ve animé ¿Puedes decirme con toda seguridad que nunca ha visto un animé en que haya habido alguna pareja incestuosa o un hentai y que a ella no le tienta la idea de hacer algo contigo?
    -También hay animés hentai con parejas incestuosas-agregó Fabricio.
    -No. Ciertamente no estoy al tanto de todos los animés que ve. Pero no creo que...
    -¿Tu qué opinas sobre esto?-preguntó Erica a Vanina.
    La chica de anteojos estaba distraída viendo un manga y respondió.
    -Hace tiempo me sentía atraída por un primo y varias noches me masturbé pensando en él.-Se dio vuelta para mirar a todos-. ¡Por favor no le cuenten eso a nadie!
    -Mejor dejemos ese tema del incesto de lado. Ahora tengo que concentrarme en que hoy salga todo bien.
    Escucharon la voz de Sofía que llegaba desde la planta baja.
    -¡Ya llegaron!
    Alex salió de su habitación y bajó rápidamente las escaleras. Cuando llegó abajo se encontró con su madre, quien estaba bien vestida formalmente.
    -Ten cuidado. Sé que es un momento importante para ti, pero no te descuides. Podrías lastimarte mucho si te cayeras de las escaleras.
    Fue junto con ella hacia la puerta de la casa.
    Alli los esperaban Jesica y Adriano.
    El hombre mayor de la casa acostumbraba vestir formalmente para ir a su trabajo, por lo cual no era raro verlo como estaba en ese momento. Con saco y corbata.
    Jesica tenía puesto un vestido azul muy llamativo que realmente la hacía parecer mucho menor de lo que en realidad era. Era todo lo contrario a esas personas que deseaban crecer de un día para otro. Disfrutaba que su cuerpo aún no tuviera mucha diferencia con el de una pequeña niña.
    -¿Te gusta cómo me veo, nii-san?
    -Sí, estás perfecta-le respondió, lo cual la hizo sonreír.
    -Dime, Alex-habló Adriano-. ¿Solo han venido tu suegra y Priscila? ¿No tienen más familiares directos?
    -Sí, el hermano mayor de Pris. Pero el ya no vive con ellas. Gracias por hacer espacio en tu ocupada agenda para hoy, papá.
    -Es obvio que debo estar aquí. Me importa conocer bien a la gente con la que tienes trato comúnmente tanto como a la madre de tu novia.
    -Creo que Miranda te caerá bien. Los dos son igual de estrictos y sobreprotectores-concluyó Alex hablando en voz baja.
    Finalmente salió a abrirles la reja para que pasaran a la casa.
    Miranda pasó y lo saludó. Estaba vestida con una camisa blanca y un pantalón negro. Unos zapatos bien lustrados y sus anteojos impecables. Su cabello rojo era muy llamativo a la luz del sol.
    Priscila le dio un tierno abrazo a su novio.
    -Hola, mi amor.
    -Estás hermosa, Pris.
    -¿Listo para lidiar con esto?
    -Realmente no. Me tiemblan las tiernas.
    -A mi también.
    Se rieron.
    Finalmente alguien se animó a salir de la casa para saludar.
    Sofía y Miranda se miraron una a la otra y gritaron al unísono.
    -¡Sofía, la depravada sexual!
    -¡Miranda, la pervertida reprimida!
    Al escuchar los gritos Adriano y Jesica salieron al patio.
    Alex y Priscila miraban sorprendidos a las dos mujeres adultas que se hablaban a los gritos.
    Todos los que estaban en la habitación de Alex se asomaron por una ventana para observar aquel suceso.
    -¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Acaso me estás acosando?! ¡¿Otra vez?!
    -¡Nada de eso! ¡Vivo aquí!
    Miranda miró a Alex.
    -No me digas que ella es... Es...
    -Es mi madre.
    -¡Se acabo! Ya tuve suficiente de esto. Vamonos ya mismo, Priscila.
    Pero la chica no le hizo caso. Hasta se puso frente a ella para cerrarle el paso.
    -¡No! Nos quedaremos aquí y vamos a almorzar con Alex, su familia y mis amigos. Si insistes en irte nunca volveré a hacer caso a nada de lo que me digas.
    -¡Priscila!
    -¡Nada de regaños! ¡Tu eres la que se está comportando como una niña en este momento! ¡No hagas una escena! ¡Y si haces una mejor que sea de sexo!
    Vanina observaba con nerviosismo como la gente curiosa salía de sus casas para mirar hacia allí.
    -Sí, pienso lo mismo, Vani. Con ese escándalo ya llamaron la atención de todo el vecindario.
    -Me pregunto qué habrá pasado entre ellas para que se lleven así-dijo Amanda.
    -Nunca había visto así a la mamá de Pris-mencionó Erica.
    -Qué vergüenza-dijo Adriano-. Alex varias veces nos habló sobre usted. Al menos en este momento no demuestra ser para nada la persona que él nos describió. Sería una completa descortesía de su parte si se fuera ahora después de todo lo que se prepararon todos para este día especial.
    -Sí-dijo Jesica, quien estaba nerviosa por la situación, pero la ponía más nerviosa no decir nada-. Por favor quédese.
    -¿Cómo espera que reaccioné si de repente me encuentro con la mujer que abusó sexualmente de mi? ¿Cómo reaccionaría usted?
    -¡No es cierto! ¡Tu te dejaste hacer!
    -¡No es verdad!
    -¡Ya basta!-gritó Alex-. ¡Dejen de comportarse como niñas las dos! ¡Calmense!
    Miranda lo miró con el ceño fruncido, provocando que hasta la más mínima fibra del ser de aquel chico se arrepintiera de haberles gritado. Respiró profundamente.
    -Debo calmarme.
    Miró a su hija.
    -Tranquila. No voy a arruinar este momento tan importante para ti. Solo voy a mantener la calma y tolerar su pestilente presencia-dijo mirando a Sofía.
    Se formó un silencio incomodó difícil de romper.
    -Bien-dijo Jesica sonriendo-. Mejor así. La invito a pasar. Adelante.
    -Gracias linda-le dijo Miranda-. Qué lindo vestido llevas puesto.
    Aquella mujer pelirroja. Era sorprendente. Su tono de voz había cambiado por completo de un momento a otro. Nadie hubiera imaginado que hace solo un momento había estado roja de rabia y gritando. Hablaba con total tranquilidad.
    Suspiró aliviada Erica, quien observaba junto con los demás desde una ventana.
    -Nos salvamos de la catástrofe al menos por ahora.
    Todos los que estaban en el patio entraron en la casa.
    Los que estaban en la habitación de Alex fueron a reunirse con los demás.
    No faltaba mucho para que estuviera lista la comida asi que no tuvieron que esperar.
    La tensión presente entre las dos mujeres adultas estaba presente aún, pero en su más mínima expresión. Evitaban dirigirse la palabra y por momentos se miraban feo.
    Miranda se mostraba muy interesada en conocer a Adriano y Jesica, ya que ese era su objetivo de aquel día. Conocer a la familia de Alex. De Sofía ya sabía todo lo que necesitaba saber.
    Todo muy tranquilo hasta que llegó la pregunta algo inoportuna, pero inevitable por la curiosidad presente en todos.
    -Solo quisiera saber-comenzó hablando timidamente Vanina-. ¿Cómo se conocieron? ¿Por qué se llevan como se llevan?
    -Y por favor hablen sin gritar-pidió Adriano.
    Dirigió su mirada a Miranda y luego a Sofía. Obviamente se refería a ellas.
    Comenzó dando su versión la pelirroja.
    -Nos conocimos en la secundaria. Fueron tres años en los que constantemente tuve que lidiar con esta mujer, la cual vivía acostándose con quien fuera y no conforme con eso vivía acosándome.
    -Si das tu versión yo daré la mía. Miranda era la come libros de la clase y siempre criticaba mi manera de disfrutar mi vida de adolescente, pero la verdad es que me envidiaba porque todos se interesaban en mi a pesar de que ella hasta era más atractiva que yo. Se sentía atraída por mi, pero lo negaba. Se siguió negando a aceptarlo incluso después de que se acostó conmigo. Y no fue su primera vez así que no era tan santita como yo pensaba.
    -Tu te aprovechaste de mi. Fue un error haber bebido tanto en esa fiesta. La única vez en mi vida que me pasé de la raya con el alcohol. El peor error de mi vida.
    -¡Vamos! No habías bebido tanto como para no saber lo que hacías y ni siquiera fui yo la que tomó la iniciativa. Solo estaba sentada cerca de ti y te me insinuaste. Aunque te odiaba no te iba a rechazar por nada del mundo. Iba a lograr lo que todos los de la clase querían lograr. Tenerte en la cama era un sueño para todos. Hasta para las chicas.
    -Pervertida.
    -Sí, soy pervertida. Y tu también, pero la diferencia es que yo lo acepto y disfruto mi perversión.
    Ahí terminó aquel cruce de palabras.
    El único que parecía no darle mucha importancia al asunto era Fabricio, quien más que prestar atención se ocupaba de comer.
    Alex lo miró.
    -No sé como puedes comer con tanta tranquilidad en esta situación-le dijo Alex en voz baja-. Ya estoy al borde del infarto.
    -No es que no me preocupe lo de tu mamá y Miranda, pero estos ravioles están demasiado buenos.
    Miranda tuvo un pequeño accidente. Sin querer derramo algo de vino sobre su camisa.
    -Ven conmigo-dijo Sofía-. Necesitas cambiarte. Te daré algo para que te pongas.
    -No iré contigo a ningún lado, pervertida. Y menos a solas.
    -Ven. No voy a violarte ni nada, exagerada. Me inquieta verte con esa ropa manchada. Sigueme o te llevo de la mano como a una niñita. Tu elijes.
    La mujer salió del comedor con la pelirroja llevándola de la mano y casi arrastrándola.
    -Sé que no te agrado, pero mi lindo hijo y tu preciosa hija se aman. No estaría bien que ellos se sientan mal porque no nos llevamos bien. Asi que trata de comportarte como una mujer adulta. ¿Quieres?
    -De ninguna manera me llevaré bien contigo. Ni seremos amigas ni nada.
    -Con que te acostumbres a no hacer una escenita cada vez que me veas sería suficiente. No te pido mucho.
    Llegaron a la habitación que compartía con su marido.
    Miranda se quitó la camisa y le dio la espalda a la otra. Esperaba que le diera algo que ponerse lo más pronto posible para poder salir de alli.
    Sofía pensaba hacerlo, pero se detuvo para mirar a la pelirroja. Se quedó mirándola. Al verla alli, con su pecho solo cubierto por un sostén y esa cabellera de color rojo tuvo varias ideas pervertidas que deseaba contener. No porque no le gustaba que esas ideas pasaran por su mente, sino porque pensaba que ese quizá no era el momento más adecuado para ese tipo de cosas. Sentía la lujuria dominándola. Se le iba acercando lentamente. Dando pasos que no hacían ni el más mínimo ruido.
    -¿Qué haces? Date prisa.
    -No te preocupes. Si no te resistes mucho terminaré rápido.
    Escuchó esa voz cargada de deseo y se sintió casi como un pequeño animal acorralado por un depredador.
    Poco después sintió una mano apartando su cabellera que cubría su espalda y los brazos rodeando su cintura.
    Sofía besó la piel de la espalda de Miranda. Por momentos le daba suaves lamidas. Apenas rozándola con la punta de su lengua.
    La pelirroja trataba de contenerse. No ceder. Detenerla en ese mismo instante. Pero su cuerpo no respondía las ordenes de su mente. Estaba dominada por el placer que sentía y quería más.
    Habían pasado años desde la última vez que había tenido un contacto tan íntimo con alguien. El placer que podía darle alguien más no se comparaba al que podía sentir cuando se masturbaba y lo sabía bien. En parte se sentía algo culpable, ya que aunque su esposo había muerto hace mucho sentía que estaba siendo infiel a aquel que ella consideraba el único al que le había dado el derecho de explorar su cuerpo.
    -No. No hagas eso. Por favor detente, ¿si? No quiero.
    -Tu labios me dicen no, pero el resto de tu cuerpo me pide más y más. Cuando las dos partes estén de acuerdo me detendré.
    Sofía pudo escuchar sus débiles gemidos. Eso la impulsaba a ir más allá. Su mano izquierda fue descendiendo por el vientre de la otra hasta que llegó hasta esa zona intima, la cual acarició por encima de la ropa. Llevó su otra mano bajo el sostén de la pelirroja y tocó sus pechos. Besó su cuello.
    -No. ¡Ah! Si haces eso yo... ¡Ah!¡Ah! ¡No! Quita tu mano de ahí.
    -Tranquila no haré nada que no te guste.
    Miranda estaba desbordada por ese tacto y esos labios en contacto con su piel. Sentía su sexo húmedo y ardiente pidiendo más. Sus gemidos poco a poco fueron más fuertes. Se sentía a punto de llegar al orgasmo.
    -Que lindo se oyen tus gemidos.
    Sofía se detuvo. Pero no lo dejaría así nada más obviamente. Se agachó para bajarle los pantalones y las bragas.
    La pelirroja sabía lo que la otra pretendía hacer. Se excitaba pensando en ello.
    -No sabes la cantidad de veces que me he masturbado pensando en esa noche, Miranda. Nunca imaginé que volvería a tener la oportunidad de hacer esto contigo.
    Sofía sentía su sexo húmedo y calido y por eso llevó una mano a su entrepierna. Se masturbó al tiempo que empezó a acariciar la intimidad de la otra con su lengua lentamente.
    Mientras se ocupaba de eso le hablaba para excitarla.
    -Estás muy húmeda, doctorcita. Te pusiste muy caliente. Voy a beber toda tu esencia. Damela toda.
    Miranda no resistió mucho. Poco después de que la otra empezó a practicarle sexo oral acabó dando un fuerte gemido. Sintió su sexo derramando su esencia.
    Sofía bebió con gusto sus fluidos. Siguió masturbándose hasta que acabó también.
    La pelirroja se arrodilló y respiró profundamente. Miró por encima del hombro a la otra, quien se relamia.
    -Eres deliciosa. Me encantó probar tu sexo después de tanto tiempo. Me llenaste toda. ¿Cuánto tiempo llevabas sin hacerlo?
    -Diez años.
    -¡¿Qué?!
    Miranda se puso de pie, y luego de acomodar su ropa le llegó el arrepentimiento por lo que acababa de pasar.
    -No puedo creer lo que acabo de hacer. Y encima contigo. Con una mujer.
    -Ay, ya vas a empezar con eso. Deja de reprimirte.
    -Dame algo para ponerme. Rápido.
    -Bueno. No te pongas así. Tengo varias camisas. Pero hay una en especial que creo que te quedará muy bien.
    -Dejame ver.
    Mientras tanto dos personas más habían dejado el comedor.
    Primero lo hizo Alex, quien fue seguido por Priscila. Ambos fueron al patio de la casa.
    -¿Qué haces aquí, amorcito? Ven. Que sino se enfría la comida.
    -Estoy muy preocupado, Pris.
    -¿Por qué?
    -Es un poco obvio. ¿No crees?
    -Ah. Entiendo.
    -Me preocupa que tu mamá no apruebe nuestra relación.
    -Si ella no aprueba nuestra relación, ¿ya no querrás ser mi novio?
    -No preguntes algo como eso. Estoy contigo porque te amo. No me importa quien apruebe o quien no apruebe nuestra relación. Pero preferiría que tu madre no tuviera ningún problema.
    -Si no es un obstáculo para que estemos juntos no tienes de qué preocuparte, Alex. Además si mi madre no aprueba nuestra relación la haría un poco más interesante.
    -¿Por qué?
    -Porque...
    Priscila se le acercó mirándolo fijamente. Lo tenía atrapado con su mirada seductora. La sonrisa que tenía cuando tenía ideas pervertidas. Lo besó.
    -Porque hacer algo prohibido es excitante. ¿No te parece? Si hacemos algo prohibido los dos juntos es mejor aún. Los sábados podríamos jugar un poquito antes de hacer el amor.
    Se apartó de él con una sonrisa y empezó a hablar. Como actuando. Como encarnando el papel de una obra.
    -Alex, ¿por qué vienes aquí a escondidas y entras por mi ventana? Sabes que mi madre no aprueba nuestra relación. Por favor vete.
    Alex se le quedó mirando. Como tratando de entender lo que ella hacía.
    -Vamos-le dijo en voz baja-. Improvisa algo. No me dejes así.
    -¡Ah! Está bien,
    Se le acercó a la chica de cabello negro. Acarició su mejilla.
    -No me iré. Si vine aquí fue por algo. Para estar contigo.
    -¿Y si digo que no quiero?
    -Yo sé que sí quieres. Ver tus ojos es todo lo que necesito hacer para saberlo.
    Besó su cuello.
    -¿Qué piensas hacer? Algo me dice que no has venido aquí solo para besarme y acariciarme.
    -Tienes razón. Deseo tanto hacerte el amor. Que sea prohibido lo hace tan tentador, linda.
    Priscila se alejó de él.
    -Bueno. Mejor paremos. Ya me estoy excitando. Y no sería lindo que terminemos haciendo eso en el patio de tu casa.
    Alex le sonrió.





    Priscila entró al auto luego de despedirse de todos.
    Miranda puso en marcha su auto. Se alejaron de la casa de Alex.
    -Y bien. ¿Qué piensas sobre lo de hoy?
    -Que me desagrada haber tenido que encontrarme con esa pervertida Sofía.
    La chica suspiró. Supo que sería mejor preguntar directamente para obtener la respuesta que quería.
    -Mamá, ¿quieres que siga siendo la novia de Alex?
    -Eso no puedo decidirlo yo. ¿Tu quieres estar con él? ¿Lo amas?
    -Sí, pero a lo que me refiero es a si tu apruebas mi relación con él.
    -Sí. ¿Eso te preocupaba?
    -No. Solo tenía curiosidad.
    -Creo que esto se debe a lo que pasó hoy entre Sofía y yo, ¿no?
    -Alex estaba preocupado. Estoy casi segura de que supuso que tu te opondrías a que yo sea su novia. Y para ser sincera yo también lo pensé.
    Se detuvieron frente a un semáforo.
    Miranda suspiró.
    -Lamento haber actuado de esa manera hoy. Pero para que no tengas más dudas te diré que su padre y su hermana menor me agradaron. Sofía no me agradara, pero no puedo decir que ella es una mala persona. Las veces que me hablaste de ella siempre me dijiste que es una persona muy amable. Tendré que acostumbrarme a tratar con ella. Aunque su familia no me agradara me costaría mucho decirte que ya no sigas con tu relación con Alex.
    -¿En serio? ¿Puedo saber por qué?
    -Porque él te hace feliz. Recuerdo cuando estabas con el otro idiota. Siempre estabas de mal humor porque casi siempre discutían o algo triste porque él no te dedicaba tiempo si no era para tenerte en la cama. Se notaba que esa relación no la disfrutabas. Era una carga pesada para ti. Pero con Alex es distinto. Siempre estás radiante. Sonries. Todos los días tratas de convencerme de hacer cosas pervertidas contigo, lo cual no me agrada, pero sé que lo haces porque estás de buen humor. Y como toda mujer enamorada te ves hermosa. Me gusta verte así.
    -¿Creías que sería tan mala madre cómo para decirte que yo no apruebo su relación? Tonta.
    -Eres la mejor. ¡Te amo! Es un día especial. Por favor, dejame hacerte algo hoy. ¿Quieres?
    -¡Ni lo sueñes!