martes, 28 de mayo de 2013

22-Oni-chan.

 Iba caminando algo apurado. Hacía poco había salido del colegio. Tenía que llegar pronto casa.
     -Maldición-pensó Alex-. No pensé que ya a los trece años las cosas pudieran complicarse tanto.
     Aún recordaba las palabras de esa chica.
     Esa voz femenina diciéndole…
     -Me gustas y eres lindo, pero no me gusta como besas.
     Salió de la fuerte marea de sus pensamientos arrastrado por una voz familiar.
      Escucho los pasos de alguien que corría para alcanzarlo.
     -¡Hey Alex!
     Fabricio se detuvo al llegar junto a su amigo. Se tomó unos minutos para recuperar el aliento.
     -¿Desde cuándo no me esperas a la salida, mal amigo?
     -Perdóname. Es que tengo que llegar temprano a casa y ayudar a mi mamá a terminar de acomodar todo.
     Alex siguió caminando acompañado por Fabricio.
     -¿Ah si? ¿Quedó muy bien tu casa ahora que le hicieron unos retoques?
     -Sí. Se ve mucho mejor. Mis padres y yo cambiamos de habitaciones. Ahora yo estoy en la que era de ellos y ellos en la que era mí habitación.
     -Ahora ellos están en la habitación más apartada. Lo entiendo.
     -¿Qué entiendes?
     -Lo hicieron para estar lejos de ustedes y poder tener… intimidad sin que ustedes escuchen.
     Los dos se rieron.
     -Dímelo ahora. ¿Cómo te fue con Ana en el recreo?
     -Más o menos.
     -¿Por qué? ¿No paso nada?
     -El asunto es que si pasó algo, pero… Bueno. No le gustó como beso.
     -Necesitas a alguien con quien practicar. Quizá alguna chica se ofrezca.
     Negó con la cabeza Alex.
     -Ni loco. ¿No has notado que casualmente esas chicas voluntarias para enseñarte a besar no son de las más… vistosas?
     -¿Quieres decir que no te gustan o que son más feas que una patada en los bajos?
    Se sorprendió un poco por las duras palabras de su compañero.
     -Prefiero ser más sensible cuando de eso se trata.
     -No te preocupes por eso. Aquí no hay ninguna chica presente.
     -Bueno. Tienes algo de razón.
     -Tienes que tener a una chica con la cual hacerlo. Sea quien sea.
     Fabricio se detuvo cuando llegaron a una esquina. Doblando hacia la derecha se encontraba su casa.
      Estrecharon sus manos.
     -Bueno. Nos vemos mañana o más tarde. Ven a mi casa un rato si te dan un descanso después de ordenar todo.
     -Gracias. Igual ya estamos terminando. Hasta luego.
     Alex siguió su camino él solo. No le faltaba mucho para llegar. Se quedó pensando en las palabras de su amigo.
     -Sea quien sea-repitió en voz baja.
     Tuvo una idea. Una idea que no le pareció mala en ese momento. No le parecía que estuviera pensando en hacer algo tremendamente malo.
     Al atardecer de ese mismo día se quedó sentado en su cama con la puerta de su habitación abierta esperando a que aquella niña pasara por allí de casualidad en algún momento.
     Y ese momento llegó.
     -Jesi.
     La niña de once años se detuvo y miró a su hermano mayor.
     Ella iba descalza como de costumbre. Con un pantalón largo negro y una camiseta blanca. Su cabello corto algo despeinado
     -Ven. Entra y cierra la puerta.
     -Está bien. Ya voy, hermanito.
      Hizo lo que su hermano le pidió preguntándose que querría de ella. No era muy común que él la invitara a entrar en su habitación.
      Se levantó de la cama y se acercó a ella. Le acarició una mejilla.
     -¿Qué se te ofrece, Alex?
     -Cierra los ojos. No los abras.
     -¿Pero qué…?
     -Solo hazlo.
     Ella cerró sus ojos pensando que su hermano tenía algún regalo para ella. Ya que él no le había dado nada en su cumpleaños y le había prometido compensarla tarde o temprano.
     Alex tardó un poco en animarse a hacerlo. Tanto que casi logró que ella se cansara de esperar allí con sus ojos cerrados.
      -¿Cuánto más tengo que esperar? Si no me dices por qué me llamaste voy a…
     Las palabras de Jesica llegaron a su fin cuando ella sintió unos labios cálidos sobre los suyos y una lengua acariciando la suya.
     Abrió sus ojos aún sonrojada y solo veía a su hermano muy cerca de ella besándola con pasión.
      Nunca había besado a un chico por lo cual lo correspondió como pudo. Con tímidos movimientos.
      Se separaron. Se miraron el uno al otro.
      Ella lo miraba aún con su rostro con color de tomate.
     -Hermanito, ¿por qué hiciste eso?
     -Tenía ganas de hacerlo. Eres una niña muy linda, Jesica.
     Acariciaba su mejilla.
     -Pero no se puede. No está bien.
     -Solo fue un beso, Jesi. ¿Te gusto?
     -Sí. Pero solo he visto a la hermana mayor de una de mis amigas besándose así con su novio. ¿No está mal que lo hagas conmigo? ¿Está permitido que hagamos eso?
     -Solo está mal si alguien se entera. Para mí no está mal. ¿Y para ti?
     Agachó la cabeza.
     -No. Me gustó mucho. Se sintió rico
     -Si quieres puede repetirse.
      Jesica sonrió.
     -¿Entonces serás como mi novio, hermanito?
     Al escuchar eso pensó seriamente su respuesta. No tenía idea de que podía estar pensando respecto a eso la mente infantil de su hermana. Al final decidió seguirle el juego.
     -Sí.
     -¿Y me darás besos cuando estemos a solas?
     -Sí.
     La niña reía con nerviosismo. Luego se sonrojo.
     -¿Me das otro?
     -Sí.
     Alex le sonrió pensando…
     -Ya tengo con quien practicar.




     Estaba durmiendo muy profundamente. La noche anterior había sido extremadamente agotadora para él.
     Sentía una mano sobre su hombro moviendo su cuerpo y una voz llamándolo para despertarlo.
    A pesar de que sus sentidos captaban eso le costaba despertar.
    Sin embargo la bella adolescente que estaba a su lado insistía.
     -Arriba Alex. ¡Vamos! ¡Levántate queridito!
    Decidió recurrir a su mejor arma.
    -Apúrate que tienes que ir al trabajo y yo llevar a los niños a la escuela.
    Enseguida se incorporó y miró a su novia.
    -¿Qué dices? ¿Cuando llegamos a eso?
    Priscila se rió.
   -Aún no. Tranquilo.
    Pasaron por su mente imágenes de lo que había ocurrido la noche anterior.
    Aquella bella y madura pelirroja lo había utilizado para satisfacer sus lujuriosos deseos.
     Llevó una mano a su cabeza.
    -Maldición. Me siento como si me hubiera pasado un tren por encima.
    -¡Vamos! Que anoche ni te exigí tanto como otras veces.
    -Pero hubo alguien más que sí-pensó el chico.
     Escucharon los golpes en la puerta de la habitación.
    -Adelante mamá.
     Miranda pasó. Se notaba que se había levantado hacia tiempo.
    Aún para estar en casa siempre tenía su cabello apropiadamente arreglado y sus anteojos relucientes.
    -¿Cuánto tiempo más van a estar ahí como un par de perezosos? ¡Bajen a desayunar! ¡Apúrense Priscila y pequeño insecto!
     Ambos se vistieron y bajaron a desayunar como la pelirroja ordenó.
     Todo estaba como siempre.
     Alex no podía creer que aquella pelirroja de aspecto tan pulcro y comportamiento tan correcto y comedido la noche anterior prácticamente lo había violado. Le parecía que había sido solo un sueño. Seguro un sueño erótico de los buenos. Habían ido a esa convención y seguro por eso estaba tan cansado. Trataba de convencerse de ello.
     Se levantó para ir a la cocina. Fue por un vaso, el cual lleno de agua y pretendía beberlo de un solo trago. Casi se ahogó cuando la persona que estaba evitando fue para hablarle.
     -Alex.
     Tosió y dejó el vaso en el fregadero. Miró a su suegra-
     -Mi-mi-mi… Miranda. ¿Qué se le ofrece?
     -Recuerda lo que te dije. Que no se entere. No seré una hipócrita. Me gustó y me dejé llevar después de tanto tiempo. Y no lo lamento. Pero no quiero que Pris sepa.
     -Está bien. No le diré nada.
     -Más vale porque sino…
      Miranda le enseñaba de forma muy amenazante su puño derecho.
     -Sí. Entiendo. Me pulverizará. Entendido.
     El chico terminó de desayunar. Se despidió de su novia y salió de la casa.
     Miranda salió a detenerlo.
     -¿Y ahora qué?-se preguntó al verla.
     Reconoció algo que ella tenía en una mano.
     -Te estabas olvidando tu celular.
     La pelirroja se lo entregó.
     -Me gustaría que se repitiera.
     -¿De qué habla?
     -Tú sabes.
     Miranda volvió a la casa.
     Alex se dirigió a su casa. Suspiró.
     -Mi hermana quiere conmigo. Miranda y yo… Lo que pasó anoche. El mundo está mal en algún punto. El universo está quebrado. Definitivamente.




     Veía en pantalla como el personaje que él manejaba mientras jugaba a ese sangriento y popular juego de peleas era lanzado a una piscina llena de un líquido verde que quemaba como ácido.
     La célebre “fatality”.
     De inmediato soltó el control cuando una voluptuosa adolescente de cabello negro se le tiró encima para darle besos y pellizcos.
     -¡Tonto! ¡Mi tonto! Concéntrate. Te estoy ganando fácilmente y no suele ser así.
     -¡Ay! Pris detente. ¡No me pellizques tan fuerte! ¡Auch! Mala.
     Priscila se detuvo y aún sobre el mirándolo fijamente le preguntó.
     -¿En serio pasa algo? De verdad te noto algo distraído. ¿Algo te preocupa?
     -Sí.
     Ambos se acomodaron como estaba antes. Sentados al borde de la cama.
     Priscila tomo la mano de su novio.
     -Sabes que puedes contarme lo que sea que te inquiete. Estoy contigo.
     -No sé. Es un asunto algo complicado. Y no sé que podrías pensar.
     -¡Vamos! Hablas con la chica más pervertida que conoces. No hay nada que pueda asustarme.
     -¿Segura? ¿Queda entre nosotros?
     -Si es algo que tengo que mantener en secreto obviamente que sí.
     -Pero antes… Ya que vamos a conversar.
     Alex apagó su playstation 2 e hizo a un lado los controles.
     -Sin rodeos. Dimelo directamente.
     -Mi hermana quiere conmigo.
     Priscila sonrió.
     -Quiere contigo. Te refieres a…
     -Sí. A eso. Es grave. ¿Por qué tan sonriente?
     -Nada. Es solo que… Olvídalo. Pero… ¿Cómo? Esto no creo que se haya dado de la noche a la mañana.
     Priscila trato de mostrar seriedad. No quería dejar tan en evidencia su opinión respecto al incesto.
     Alex suspiró.
     -Digamos que es culpa mía que eso suceda.
     -¿Por qué?
     -Cuando era más chico y quería tener alguien con quien practicar no tuve mejor idea que usar a mi hermanita para practicar. Nos dábamos besos. Lo hicimos como por seis meses hasta que decidí que era mejor que ya no lo hiciéramos.
     Priscila trataba de contener sus tremendas ganas de saber más sobre el asunto. La entusiasmaba y a la vez la excitaba saber que su novio había hecho cosas incestuosas.
     -¿Por qué dejaron de hacerlo?
     -Porque me dio algo de miedo lo que me dijo Fabricio cuando lo supo. No le dije que lo hacía con Jesica. Le mentí. Le dije que lo hacía con una prima. Me dijo que si mis padres llegaban a saberlo podían enojarse como por el resto de mi vida conmigo. Asi que por eso se termino, pero ahora…
     -¿Ahora qué?
     -Jesica trata de seducirme. Y no quiere besos solamente.
     Priscila sin mediar palabra hizo que él se recostara y le quito la camiseta. Empezó a besarlo y acariciarlo. Lamía sus pezones.
     -Pris… Pero…
     -Dejate Alex. Dejate llevar, mi amor.
     Le hablaba sin detenerse.
     -No me molesta lo que haces, pero recién hablábamos sobre el problema con mi hermana y de repente.
     -Yo estoy hablando de eso. Dejate llevar. Hazlo con tu hermana. Hazle el amor.
     -Pris, ¿cómo puedes decir eso?
     -Sé sincero contigo mismo. Te gustaría que fueran las manos de tu hermanita las que te acarician. Quisieras sentir sus labios sobre tu piel. Dilo.
     -No es correcto.
     -Te gustaría ver su cuerpo de niña sin ropa frente a ti. Penetrarla, desvirgarla, y llenar con tu leche su vagina. Seguro piensas en lo incorrecto pero a la vez excitante  que sería que ella te haga sexo oral. Que ella se trague tu esencia. Que manches de blanco su carita preciosa. Tu semen escurriéndose en sus labios, sus mejillitas. Y que te pida más.
     Imitó la voz de esa chica de 13 años lo mejor que pudo. Una buena imitación.
     -Ah… Oni-chan, cuanto he deseado tenerte para mí.
     Priscila se dirigió al cuello de su amado. Lo besó, lamió. Fue descendiendo por su pecho. Por su abdomen dejando besos y suaves lamidas por todo el recorrido.
     La mente de Alex se adaptaba a la situación. Se dejaba llevar por el juego de esa pervertida adolescente de cabello negro. Llegaban a él imágenes obscenas. Un verdadero deseo de tener a su hermana menor en ese instante a su lado y dejarse llevar ignorando completamente lo que fuera correcto o incorrecto.
     Abandonó un momento su papel cuando acarició el miembro de su amado por sobre la ropa.
     -Qué duro se te puso. En serio te excita la idea. Cuando lo hagas de verdad con ella tendrás que contenerte bastante. Yo tengo experiencia, pero ella que es virgen sufriría mucho si le das muy duro. Sé amable con ella. Es tu hermanita menor, mi vida. Trátala dulcemente.
     Empezó a masturbarlo despacio. Sentía ese miembro rígido como una roca.
     -Oni-chan, dame tu leche. Quiero beberla toda.
     -Jesi-susurró Alex pensando en su hermana menor.
     Priscila lo lamío suavemente con la punta de su lengua. Dando suaves caricias con su lengua para luego poner el glande entre sus labios y chuparlo.
     -¿Asi te gusta oni-chan? Sé que no puedo hacerlo tan bien como Pris, pero me esforzaré para hacerte sentir muy bien.
     -Dame placer con tu boca. Quiero sentirte más.
     La pervertida chica de cabello negro se sentía muy entusiasmada al ver a su novio dejándose llevar hasta por el más prohibido deseo.
     Siguió chupando el glande un poco más. Poco después siguió. Dejando que ese miembro fuera más profundo en su boca. Lo masajeaba con sus labios y su lengua variando el ritmo. Por momentos rápidamente. Por momentos más despacio.
     Las sensaciones y el placer producto del hábil sexo oral de la chica llevaron a Alex al límite.
     Priscila sintió la esencia de su chico derramándose en su boca chorro tras chorro. Al final cuando se apartó presiono el miembro con sus labios para sacarle todo. No dejar ni una gota como desperdicio.
     Como siempre cuando terminaba con eso lo miro fijamente y tragó todo mientras lo miraba directamente a los ojos.
    -¿Te agrado oni-chan? Me gustó sentir tu pene duro y tu leche en mi boca. Pero lo que más deseo es…
     Bajo sus pantalones y sus bragas de un solo tirón. Llevó una mano a su sexo y otra a uno de sus pechos.
     Se masturbaba frente a él.
     -Te deseo a ti en mi cama. A ti quitándome la virginidad. ¡Ah! ¡Ah! ¡Quiero! ¡Quiero eso!
     Priscila se masturbó hasta que acabó.
    Alex veía a su novia y a la vez pensaba en su hermana haciendo todo aquello. Las caricias, el calor de su piel, sexo oral, verla masturbándose, penetrar su sexo virgen.
     Cuando terminó Priscila lamió sus dedos para probar sus propios fluidos.
     -¿Lo aceptas? ¿Quieres hacerlo con ella?
     -Tú sabes la respuesta.




     Pasaron algunas semanas desde que Alex finalmente admitió su deseo por su hermana menor. Desde aquel entonces nada había sucedido.
     No porque Jesica en todo ese tiempo no hubiera tratado de seducirlo ni porque él no se haya sentido tentado a provocarla para que lo hicieran.
     Era porque Priscila esperaba la oportunidad para crear la perfecta situación para que lo hicieran. Porque le importaba mucho que la primera vez incestuosa de su cuñada fuera perfecta y se diera sin inconveniente alguno.
     Llegó una noche de sábado en la que se dio la situación habitual.
     Priscila y Alex sobre una cama ya deseosos de hacer el amor una vez más. Después de esperar toda la semana durante la cual solo podían tener unos minutos para hacerse sexo oral uno a otro por momentos en que tenían que actuar discretamente para que no los descubrieran o se tomaban el atrevimiento de entrar en uno de los baños del colegio para hacer lo que Priscila llamaba “un polvo rápido”, que generalmente no dejaba satisfechos a ninguno de los dos porque por la tensión de solo tener un tiempo muy limitado no los dejaba disfrutarlo mucho.
     Pero no estaban en la casa de Miranda sino en la casa de Alex.
     Esa noche Sofia y Adriano habían decidido salir juntos por la noche. Dejándolos a ambos al cuidado de la casa y solo acompañados por Jesica.
     Priscila le quitó el calzado y el sueter que tenía puesto a su novio. Le sonrió. Le mostró que tenía un pañuelo.
     -Permíteme vendarte solo por un momento. Hoy tengo una sorpresa para ti.
     Alex por supuesto no era ningún despistado y obviamente tenía una idea de cuál era la sorpresa de la chica. Permitió que lo vendara. Luego de ello escuchó unos ruidos. Le parecía que era el sonido de unas prendas cayendo al suelo. Luego sintió la mano de su novia tomando la suya.
     -Ven. Acompáñame.
     Fue caminando a ciegas solo escuchando la risa de Priscila. Aquella que solo tenía cuando estaba por hacer algo pervertido. Esa risa que contenía entre nerviosismo y ansiedad.
     Se detuvieron. Priscila le quito la venda.
     Entonces supo que estaban en la habitación de Jesica, quien estaba en su cama descalza. Vistiendo una falda, una camiseta y su ropa interior. La pequeña adolescente de cabello corto se quedó muda por un momento al ver a su hermano en su habitación y a Priscila desnuda allí también.
     -¿Esto es lo que yo creo que es?
     Bajó de la cama y se acercó a su hermano.
     Alex la abrazó por la cintura y la besó.
     En principio un simple contacto de labios que se encontraron después de tanto y tenían total libertad para rozarse.
     Jesica se mostró en principio sorprendida, pero de inmediato lo correspondió y abrió su boca para que sus lenguas pudieran tocarse.
     Alex la besaba y al tiempo acariciaba su espalda. Llevo una mano más abajo y rozó las nalgas de la chica haciéndola gemir despacio.
     Lo hacían ante la atenta mirada de Priscila quien ya sentía su sexo palpitando y poniéndose húmedo solo de ver eso.
     -Ustedes solo hagan lo que quieran. Yo solo miraré. Es que quiero asegurarme de que seas delicado. Es su primera vez
     Jesica mordió despacio el labio inferior de su hermano y luego miró a su cuñada.
     -Que considerada eres-dijo antes de soltar un leve gemido cuando Alex la besó en el cuello y la lamía.
     -Vamos a tu cama. ¿Quieres?
     -Sí.
     Priscila seguía observando aquello y casi no podía resistir sus ganas de masturbarse al ver tan excitante situación. Presenciar algo tan pervertido, tan prohibido. Una adolescente de apenas 13 años desvirgada por su propio hermano. Respiraba profundamente conteniendo sus deseos de autocomplacerse. Prefería reservar aquello para cuando llegara lo mejor.
     Jesica se sento en medio de la cama abriendo sus piernas. Permitiendo que sus bragas quedaran a la vista de su hermano mayor.
     -¿Te gusta lo que ves, oni-chan?
     Él fue hacia la cama. Se colocó frente a ella. Arrodillado.
     -Me gustaría más tocarlas.
     -Hazlo si eso deseas.
     Acercó su mano lentamente y primero acarició sus piernas.
     No quería ser tan directo. Quería que ella lo deseara. Que ansiara sentir su tacto. Que los segundos que pasaran hasta que tocara su sexo por encima de sus bragas se le hicieran eternos.
     Pasó de sus piernas a sus muslos. Luego hizo lo que ella tanto ansiaba.
     Solo con un dedo. La acarició desde la entrada de su vagina hasta su clítoris. De arriba hacia abajo. Frotando suavemente. Presionando un poco los labios que ya empezaban a derramar los fluidos de esa vulva virgen.
     Ante el placer que sintió Jesica reaccionó cerrando sus ojos. Jadeó, suspiro de tanto placer.
     -Oni-chan… Sigue… Ah…
     Alex siguió acariciándola. Sintiendo su miembro poniéndose rígido al acariciar a su hermana de esa forma, ver su la expresión de su rostro sonrojado y oír sus gemidos. Siguió tocándola con sus dedos. Quería que acabara y dejara sus bragas húmedas.
     Jesica arqueo su espalda y dio fuertes gemidos y gritos al sentir cerca el orgasmo. Las insistentes caricias de su hermano sobre su clítoris la llevaron al final. Acabó y manchó sus bragas con sus fluidos. Se tomó un momento para reponerse. Respiraba profundamente.
     Priscila para ese momento ya había empezado a tocarse. Acariciaba sus pechos y rozaba sus partes íntimas.
     Alex abrazó a Jesica.
     Poco después se besaron.
     La pequeña se acercó para hablarle al oído.
     -Desvístete, oni-chan. Pero déjate los interiores. Quiero quitártelos yo. Luego desvísteme. Quiero sentir tus manos cuando me vayas quitando cada prenda.
     Priscila sonrío de forma pervertida pensando que a la niña le gustaría mucho ver el “arma” que su hermano mayor portaba bajo la cintura.
     Alex se desvistió y se dejó solo la ropa interior como su hermana le pidió.
     En ese momento aunque solo podía verlo a través de una prenda Jesica ya tuvo una idea de lo que le esperaba. No resistió la tentación de darle una caricia a ese miembro sobre esa prenda.
     Alex prosiguió desvistiéndola. Le quitó la camiseta. Dejando a la vista el sostén rosado que cubría sus pechos pequeños.
     Entonces ella sintió algo de pena al pensar que su hermano estaba acostumbrado a hacerlo con la sexy chica de pelo negro que los observaba con morboso placer y que ella en comparación estaba tan escasamente dotada.
     Al pensar en eso aún en esa situación tan pervertida hizo puchero, lo cual llamó la atención de su hermano.
     -¿Qué sucede?
     -Nada, tonto. Solo sigue.
     Alex le quito el sostén e hizo que se recostara para poder besar sus pechos con mayor comodidad.
     Jesica gimió y acarició sus cabellos en señal de que disfrutaba de lo que le hacía.
     Se sintió algo sorprendida por la placentera atención que su hermano le dio a esa parte de ella.
     Lamiendo y chupando con deseo sus pezones.
     Cuando él la miró le preguntó.
     -¿Te gustan aunque son tan chiquitos?
     -Hermanita-le dijo acariciando su mejilla-. No es eso lo único que hace atractiva a una mujer. Otros que te vean quizá no lo piensen como yo, pero tal como te veo creo que eres atractiva.
     Siguieron besándose y acariciándose.
     A Alex le resultaba algo diferente a lo habitual la actitud en la cama de su hermanita, quien era algo insegura tocando, acariciando con su rostro ruborizado.
     Ella se acostó para que le quitara sus bragas. Y luego se dispuso a quitarle los calzoncillos. Con curiosidad y deseo de sentir algo nuevo tomó el miembro de su hermano con una mano y lo miró a los ojos para ver su expresión mientras lo masturbaba. Lo sentía duro. Tan rígido.
     Jesica se acostó con sus piernas juntas y luego las abrió lentamente. Quería que llegara el momento. Que la desvirgara de una buena vez.
     Alex pensó que debía hacer algo más antes de ello. Se acercó a la pequeña y apartó los labios de su intimidad para poder lamer su interior.
     -¡Ah! ¡Oni-chan! ¡No puedo esperar! Yo… ¡Ah!
     Trataba de hablar, pero las caricias de la lengua de su hermana le generaban sensaciones que la descontrolaban. Era la primera vez en su vida en que alguien le hacía sexo oral.
     Alex bebió con gusto los fluidos de esa chica que tenía su misma sangre. Sentía ese placer que el incesto hacía que fuera más delicioso.
     -Oni-chan… Hazme el amor. Desvírgame. No me hagas esperar más por favor.
     -Ahora sí lo haré. Es que tienes que estar bien lubricada para que no te duela tanto cuando te penetre.
     Priscila observaba aquello masturbándose y conteniendo sus gemidos para no romper distraerlos de lo que hacían. Se había corrido dos veces observándolos. En ese momento supo que era su momento de intervenir. Se acercó y se sentó a un costado de la cama.
     -Mi amor. Recuerda. Ve entrando despacio y con cuidado.
     -Lo haré bien. No te preocupes.
     Alex se colocó sobre Jesica. Entre sus piernas. Colocó su glande frente a la entrada de la vagina de su hermana y finalmente consumaron lo prohibido.
    El contacto de los sexos de ambos. El incesto definitivo.
     Jesica gimió sintiendo algo de dolor cuando su estrecha vagina se iba acostumbrando a la presencia de ese miembro.
     Iba entrando de a poco y cada tanto se detenía para darle tiempo a la pequeña para que se relajara y él pudiera seguir adelante sin causarle mucho dolor.
     -Sigue oni-chan. Un poco más.
     -Te amo, nee-chan.
     -Ai shiteru, oni-chan.
     Siguió así hasta que se topó con el himen.
     Jesica se aferró a las sabanas y mordió sus labios.
     Dejó salir de sus labios un gemido en el que había dolor y placer mezclados cuando sintió la presión del miembro de su hermano en su interior que traspasó el himen.
     Lo había hecho. Había desvirgado a su hermana menor y no lo lamentaba. Y nunca lo haría. Sentía la calidez de la sangre corriendo en el interior de la chica.
     Mientras esperaban que su la estrecha vagina se acostumbrara a esa invasión se besaron apasionadamente.
     -Cógeme. Hazme tuya, oni-chan. Muévete. Hazme el amor.
     Lo hizo. La penetró. Fue dando embestidas al interior de la vagina de su hermana. En principio fue despacio mientras oía sus gemidos de placer-dolor
     -Ah... Sigue… Me gusta… Solo duele un poquito ahora… Ah!!!
     Priscila siguió masturbándose cuando ya supo que podrían seguir adelante sin guía.
     -Puedes ir más rápido, Alex-fue una de las últimas cosas que le indico-. Se nota que ya lo está disfrutando bastante.
     Alex fue acelerando el los movimientos de su cintura. Pero aún así por seguridad no lo hacía como cuando estaba con Priscila aunque eso deseaba. Por seguridad. No quería terminar pasándose de la raya y lastimarla.
     Jesica lo abrazó. Arañó su espalda un poco con su respiración agitada. La lujuria la invadía toda por primera vez. Quería más. Sentía que pronto acabaría
     -¡Ay! ¡Asi! ¡Hazme tuya! ¡Toda para ti! ¡Más rápido!
     Alex quien ya se sentía a punto de acabar pensó en retirar su miembro. Pensaba que desvirgando a su propia hermana había llegado lejos, pero acabar dentro de ella era llegar demasiado lejos.
      Jesica de alguna manera notó ese pensamiento en su hermano mayor y rodeó su cintura con sus piernas para aprisionarlo. Quería que esa primera vez fuera completa. Y no lo sería si no sentía el cálido semen de su hermano dentro de ella.
       -Asi. Déjame toda tu leche dentro de mí, oni-chan.
      Ambos acabaron.
      Jesica gritó de placer al acabar y luego gimió al sentir la esencia de su hermano derramándose en su interior. Mezclándose con la sangre producto de la rotura de su himen.
      Alex salió de su interior cuando ella se lo permitió.
      Mientras tanto Priscila había tenido como 5 orgasmos mientras se masturbaba observándolos.
      Los tres descansaron un momento después de ese ardiente momento.
      -Te dejaremos descansar-dijo Priscila-. Creo que hacerlo una vez será suficiente para ti al menos por ahora.
     Priscila y Alex pensaban retirarse y dejarla dormir, pero ella tenía una última petición.
     -Oni-chan…
     -¿Si?
     -Tú me probaste a mí. Yo quisiera probarte a ti. Quiero sentirte derramándolo, pero en mi boca.
      Priscila le dio un empujoncito a su novio.
     -Ve. Complacela. Un poquito de leche tibia antes de dormir le sentará muy bien-concluyó riéndose.
     Alex fue a la cama. Le dijo que no se levantara. Se arrodillo a su lado. Poniendo su miembro al alcance de sus labios.
      Jesica le ofreció a su hermano la primera mamada. Experimentó por primera vez la sensación de tener un miembro dentro de su boca.
     Lo hizo despacio porque al no tener experiencia temía cometer algún accidente que su hermano le resultaría dolorosa..
     Escuchó un fuerte gemido antes de sentir lo que deseaba. El semen en su boca. Estaba tan excitada y lo deseaba tanto que no le importaba su sabor. Lo tragó casi todo.
     Un poco se le había escapada por la comisura de sus labios.
     Alex había echado una carga muy grande.
     -Gracias, oni-chan-le dijo aún acostada y somnolienta.
     Cerró sus ojos.
     -Ahora sí. Nos vamos.
     -Adelantate-le dijo Priscila a su novio-. Tengo algo que hacer.
     La pervertida adolescente de cabello negro no pudo resistirse al ver a esa chica durmiendo en posición fetal.
     Con su sexo derramando esa mezcla de semen y sangre virginal. Y sus labios aún húmedos por el fluido masculino que se había derramado sobre ellos.
     Usó su celular para tomarle algunas fotos a la durmiente Jesica.
     -Con estas lindas fotos cuando esté aburrida me correré muy rico-dijo antes de apagar la luz de la habitación de su cuñada para luego retirarse de allí.

21-La convención parte dos.

 -¡Por favor! ¡Que alguien venga a ayudarme!
     Erica escuchó la voz de su mejor amiga desde la planta baja de la casa. Inmediatamente fue corriendo hacia la habitación de Alex.
     Al llegar vio al chico tirado en el suelo desmayado y a su amiga que trataba de reanimarlo sentada a horcajadas sobre él.
     -¿Qué carajo paso, Pris?
     -Es que le hice esa broma que te dije. Le dije que estoy embarazada, pero es mentira. Tú sabes.
     -Eh… Sí. Hace mucho me dijiste que harías esa broma, pero ya casi se me había olvidado.
     -Ayúdame-le dijo ya casi llorando Priscila.
     -Tranquila. Yo me encargo, amiguita. Le daré respiración y tú oprimes su pecho.
     -¿Crees que eso haga falta?
     -Cuando se trata de un hombre y un supuesto embarazo nunca se sabe qué tan grave puede ser el shock.
     Erica se colocó a la derecha de Alex. Se agachó y se encargó de darle respiración boca a boca.
     Priscila sentada sobre él oprimía su pecho
     Sofía llegó justo en ese momento y al verlos en su mente tuvo lugar un pequeño malentendido.
     -¡Oigan! Tan temprano haciendo eso. Por lo menos…
     En ese momento Priscila y Erica la miraron.
     -Mmmm. Sé que está mal lo que pienso, pero me gustaría jugar con dos chicas tan lindas y un chico tan guapo aunque se trate de mi hijito. ¿Me dan un lugarcito?
     -¿Qué rayos sucede?-habló Alex, quien recuperó el conocimiento.
     Erica se rió.
     -No se trataba de eso, Sofía. Es que Alex se desmayó porque Pris le dijo que…
     El chico se incorporó y abrazó a su novia.
     -Pris. Te juro que si tu mamá no me asesina después de que se enteré me encargaré de todo. No importa lo que tenga que hacer. Te amo y amaré mucho a nuestro hijo o hija. Cuidaré de ambos. Quizá sea una responsabilidad muy grande para alguien de mi edad, pero podré cumplir con todo.
     Sofía en ese momento se quedó sorprendida por las palabras de su hijo.
     -No se preocupe-le dijo Priscila a su suegra, para luego dirigirse a Alex-. Tranquilo amor. Era solo una broma. Todo lo de ayer fue una actuación para que esto fuera creíble. No estoy embarazada.
     Suspiró aliviado.
     -Menos mal.
     -Está el desayuno-dijo ya con más tranqulidad Sofía-. Vamos todos al comedor.
     Priscila notó algo aquella mañana durante el desayuno.
     Alex estaba algo distante con su Jesica, quien se comportaba como si nada a pesar de lo que había sucedido entre ellos la noche anterior.
     Ante esa situación en vez de incomodarse o algo no pudo evitar que en sus labios se hiciera una de sus típicas sonrisas.
     Aquella que solo una bella adolescente pervertida con años de experiencia dando y recibiendo placer podía concebir.
     -Aquí pasa algo. Huelo a incesto.
     Pero prefirió no decir nada. No quería intervenir. Si era como ella pensaba prefería que el deseo de ambos siguiera su propio curso sin ninguna alteración.
     Parte de ella gritaba de deseos por solo ver a su novio desvirgando a su hermana menor. No para intervenir en el asunto. Con mirar le bastaba.
     Más tarde todos salieron de la casa para encontrarse con Amanda, Fabricio, Vanina y Miranda.
     La pelirroja estaba con cara de pocos amigos y aun disgustada por su situación actual.
    Sofia salió al verla y la saludo con mucho entusiasmo.
    -¡Hola querida amiga! ¿Preparada para la convención?
    -¡No soy tu amiga, tonta! ¡Y no te me acerques!
     Tuvieron la suerte de que el clima ese día fuera perfecto para viajar. No hacía mucho calor.
     Viajaron sin complicaciones hasta el lugar en el cual se hacía la convención.
     Algunos se sorprendieron al ver mujeres adultas de la edad de Sofía y Miranda. No porque les pareciera fuera de lugar. Sino porque creían que había personas tan mayores en las cuales la pasión por el manga, animé y otras cosas era tan fuerte como en alguien joven y por eso estaban ahí.
     No tardaron mucho en entrar ya que tenían anticipadas. Incluso Miranda, ya que su antigua compañera de clases desde el principio había planeado que fuera.
     Una vez que entraron en el lugar del evento se separaron. Hombres y mujeres cada uno por su lado para cambiarse de ropa y salir vistiendo sus cosplays.
     Más tarde cada cual salió a lucirse.
     Fabricio tenía un cosplay de Sanosuke Sagara de rurouni Kenshin.
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     Amanda iba muy sexy vestida como Motoko Kusanagi de ghost in the Shell.
http://media.animevice.com/uploads/0/72/7820-motoko_8.jpg
     Vanina y Erica iban como Gentoku Ryuubi y Unchou Kanu del animé/manga ikkitousen respectivamente.
http://awtlblog.vitsco.com/wp-content/uploads/2009/06/Kanu.jpg
http://s3.zerochan.net/Ryuubi.Gentoku.600.249720.jpg
     Miranda personificaba a la perfección a Hiroko Takashiro del animé hentai Bible black.
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     Sofía con una peluca del color adecuado estaba vestida como Tsunade de Naruto.
http://fdzeta.com/subir/images/Te3Su.png 
   Alex, quien iba como Takashi Komuro del animé/manga highschool of the dead, se sonrojó al ver a su madre.
http://www.total-manga.com/art-zone/images/fanart/12690-965-B-0/komuro-takashi.jpg
     -¡Mamá! Seguro que no pudiste pensar en algo que te cubriera un poco más. Te puedo ver todo.
     La mujer puso sus manos sobre sus pechos y los masajeó un poco.
     -Ay, hijo. Eres afortunado. No muchos chicos pueden decir que tuvieron entre sus labios unas tetas tan ricas. ¿O si?
     -¡Pero eso fue cuando me amamantabas y era un bebé!
     El chico miró a su hermana menor olvidando por un momento por completo lo que había sucedido entre ellos.
     -¡Y tu! ¿Qué clase de hermana menor eres? Solo tengo un uniforme y una camiseta roja. ¿Quién se supone que soy?
     -Qué poco observador. Y si te hubieras detenido a pensar ya sabrías cual es el cosplay de Pris. ¡Baka!
    Jesica estaba haciendo cosplay de Mikan Yuki de to love ru vestida con la ropa que solía usar Yami. Un personaje de ese mismo animé.
http://fc03.deviantart.net/fs50/f/2009/292/d/3/Mikan_Yuki___Yami_Cosplay_by_MusubiKazesaru.jpg
     Alex volteó al sentir que le tocaban el hombro para llamar su atención. Y sucedió algo que era parte de sus sueños. De sus fantasias más profundas. De aquello que podía despertar su lujuria también.
     Era imposible para él no reconocer el cosplay de su novia.
     Le gusto tanto verla que ni la llamó por su nombre. La llamó por el nombre del personaje. Saeko Busujima del animé/manga highschool of the dead.
http://fc08.deviantart.net/fs71/i/2011/041/e/8/saeko_busujima_by_migs3331-d32qi8y.jpg

     -Saeko.
     -Sí, Takashi-kun.
     Se quedó mirándola como totalmente hipnotizado. Ni siquiera prestó atención a algo que Jesica sí.
     -¡Hey Pris! ¿Y de donde sacaste esa katana?
     -Un tipo por allá atrás me dijo que un cosplay de Saeko no estaría completo sin una katana. Me dijo que me la daría si yo le hacía una buena mamada.
     Vanina y Miranda eran las únicas dos que notaban la presencia de adolescentes con las hormonas alborotadas observándolas como si las desvistieran con la mirada y ansiosos de tomarles fotografías para tener un recuerdo de ese momento.
     -Siento como si estuvieran por asaltarme para violarme en cualquier segundo-pensó la chica.
     -Los que están en peligro son ellos-pensó la pelirroja-. Si se atreven a tocarme o tan solo decirme alguna grosería caerán ante mis puños.
     Decidieron dividirse para recorrer el lugar
     Sofía y Jesica eran quienes iban con mayor entusiasmo pasando entre los puestos de venta de aquella convención. Con toda la voluntad para que les tomaran fotografías.
     Alex, estaba algo distraído y desconcentrado de todo observando a Priscila, quien se mantenía en su papel.
     Priscila se había tomado el tiempo para conocer por completo a ese personaje. Para poder al menos por un día actuar. Fingir que no era ella. Sino una chica cuyo cuerpo había sido tomado por el del personaje de un animé. Un personaje que le gustaba mucho a su novio. Que era parte de sus sueños pervertidos.
      Fabricio acompaño a su amigo y la chica pelinegro que lucía una peluca de color morado oscuro.
     Erica y Vanina fueron detenidas por dos chicas que además de las foto habitual que todos pedían solicitaron algo en especial.
     -Quería pedirles algo-decía tímidamente una chica con orejas de neko acompañada por otra que llevaba una cámara digital.
     -¿Harían yuri? Nosotros les tomamos una foto.
     -De acuerdo-respondió Erica, quien tomó a una desprevenida Vanina para darle un beso.
     Amanda se deleito observando aquello tanto como las chicas que las fotografiaron.
     Se tomaron como una hora y media para recorrer.
     Miranda iba con Sofía y Jesica, pero las perdió de vista y por un rato se quedó sola.
     Cada tanto alguien le pedía para tomarle una fotografía. Al principio lo fue haciendo sin mucho gusto. Pero con el tiempo algo en ella despertaba. Le gustaba ver que tantos la admiraban con deseo. Sabía perfectamente que pensaban en tenerla en una cama y satisfacer sus fantasías sexuales con su maduro y sexy cuerpo.
     Comúnmente esa sensación la incomodaba, pero en ese momento se sentía excitada.
     Se sintió fuera de control. Fue en ese momento que le llegó un mensaje de texto a su celular.
     Le avisaban que se reunían en el área de descanso para comer. Se dirigió hacia allí inmediatamente.
     Compraron ramen y bebidas una vez que se reunieron. Descansaron casi una hora.
     Se quedaron juntos para recorrer lo que faltaba.
     En un momento muchos chicos rodearon a Priscila para tomarle fotografías. En ese momento decidió salirse un poco del personaje. Posando de forma más atrevida y sexy. En ocasiones levantó su falda para que pudieran ver sus bragas, lo cual fue más que bien aprovechado por quienes la fotografiaron.
     -Me sorprende que Alex no se ponga ni un poquito celoso por esta situación-dijo Amanda.
     -Porque está tan ocupado babeándose por Pris como todos los demás.
     Se quedaron viendo algunos eventos.
     Alex la miraba de lejos. Como teniendo una diosa ante sus ojos.
     Algunos se acercaron a ella para pedirle una dirección de mail, facebook, su nick de skype, numero de celular, o lo que fuera.
     Rechazó amablemente aclarando que tenía novio.
     -¿Quién es tu novio?-preguntaron al unísono.
     Ella no respondió. Solo se abrió paso hacia él. Aquel que tenía su corazón.
     Alex la vio frente a él. Esa chica que seguro descendía de alguna diosa para tener tal belleza. Sintió su abrazo cálido y los labios de ella sobre los suyos.
     Un beso apasionado. Se correspondieron como lo habían hecho pocas veces.
     Priscila al terminar ese contacto de labios, de almas, lo abrazó. Apretandolo contra sus pechos.
     -Mi corazón es de mi Takashi-kun.
     Luego de terminar de recorrer se quedaron a ver algunos eventos.
     Hasta que llegó la hora en que creyeron adecuado regresar.
     Alex sintió al ver a la Pris de siempre que había vivido un sueño. Un sueño que nunca olvidaría. Se equivocó al pensar que no se repetiría.





     Ya era tarde. Miranda se había ido a dormir directamente después de la cena.
     En esa medianoche solo ellos dos quedaban despiertos en aquella casa.
     Alex tenía algo planeado para esa noche, pero en ningún momento pensó que su novia también tendría algo planeado.
     Priscila le había dicho que se sentía muy cansada como para “jugar” esa noche con lo cual parecía haber tirado abajo sus planes, pero no lo hizo sentir frustrado.
     Podría hacer lo que tenía planeado cualquier otro día.
     Ella estaba acostada en la cama solo en ropa interior como acostumbraba. Poco después se levantó.
     -Ahora regreso, amor.
     Él se levantó de la cama y se acercó a la ventana de la habitación.
     Se quedó allí de pie.
     -Qué lindo viento se siente. Qué buen día tuvimos todos.
     Suspiró.
     -Takashi-kun.
     Volteó al escuchar esa voz.
     Era ella otra vez y tenía ese cosplay.
     -Pris.
     -No sé quién es esa tal Pris. Soy Saeko, Takashi-kun.
     Sin mediar más palabras se acercó para besarlo.
     Entre besos y caricias fueron hacia la cama.
     Alex se posó sobre ella. La besó. Con una mano tomo uno de sus pechos y lo masajeó. Con la otra fue acariciándole las piernas. Estaba haciendo lo que había deseado hacer todo el día. Decidió seguirle el juego.
     Que esa noche ellos fueran Saeko y Takashi.
     -Saeko.
     -Tómame, Takashi-kun. Esta noche estoy aquí solo para ti. Y haré lo que me pidas. Por el amor que hay entre nosotros te doy libertad. Te doy autoridad. Te dejo que me hagas lo que quieras. Haré lo que quieras.
     Se quitó la camiseta.
     Continuó besando sus labios. Para luego ir por su cuello, el cual besó y lamió con deseo.
     -Ah. Ah. Sí. Ahí. Me gusta ahí. Bésame más.
     A eso le sumo que puso su rodilla entre las piernas de su amada Saeko para rozar su intimidad.
     -Sabes que no necesitas hacer eso. Mi cuerpo es para ti. Si quieres toca mi sexo con tu mano.
     Alex actuaba distinto. Con lujuria. Con sus pensamientos ausentes. Sin límites. Sin detenerse.
     Paso sus manos debajo de la camiseta de Priscila para tocar sus pechos.
     Ella sentía con gusto ese tacto distinto. Algo agresivo quizá. Que la hacía sentir casi violada.
     Con deseo, pero con cuidado de no dañar las prendas que formaban parte de ese cosplay la fue desvistiendo. La dejó en ropa interior.
     Priscila se sentó sobre su regazo de frente.
     Alex le quitó el sostén. La rodeó con sus brazos para acercarla. Para tener bien cerca los pechos de su novia. Lamió y chupó sus pezones con deseo. Les dio leves mordidas, para luego seguir masajeándolos.
     -¡Ah! ¡Ah! Sigue. Quiero más.
     La besó logrando acallar sus gemidos.
     Sus labios y sus lenguas se encontraban expresando un deseo profundo de lujuria y amor.
    Priscila dio un fuerte gemido. Le gustaba sentir esas caricias en sus pechos. Poco después se encontró acostada sobre la cama.
     -Tengo algo para ti-le dijo su chico.
     Se fue de la cama y volvió poco después con una soga con la cual le ató las manos. Fijandose de que la soga no la apretara tanto como para que la lastimarla
     Priscila disfrutaba eso. Ese cambio de lugar. Su novio dominándola. Ella en actitud sumisa cuando en la mayoría de los casos era ella la que mandaba y guiaba sus sesiones de amor de cama a la cumbre del placer.
     -Levanta tus brazos.
     Obedeció.
     Alex se posó sobre ella y puso su miembro entre los pechos de la pelinegra. Se masturbo con ellos.
     -¡Ah! ¡Ah!
     -Así. Mastúrbate. Acaba sobre mis tetas si quieres, Takashi-kun. Píntame de blanco la cara con tu semen. Déjame beberlo también.
     -Di que lo deseas.
     -Lo deseo mucho. Lo quiero. Tú eres mi amor. Soy toda tuya. Para que hagas lo que desees.
     Siguió masturbándose con esos pechos, que eran parte de ese cuerpo desbordante de sensualidad, de lujuria. Se detuvo cuando sintió que acabaría.
     Algo de su semen cayó sobre los pechos de su novia. Acercó su miembro al rostro de ella y luego de quitarle la peluca para no ensuciarla dejó salir su esencia.
     Priscila sintió con gusto la esencia de su novio en su rostro y en su boca. Chupó su pene para sacarle hasta la última gota. Sentía su sexo húmedo y caliente. Ser dominada la estaba excitando mucho.
     Alex la ayudó a ponerse en cuatro. Y luego fue bajando sus bragas hasta que se las quitó.
     Incapaz de verlo ella solo lo sintió. Como acariciaba su sexo.
     La penetró. Haciéndola gemir.
     -¡Ah! ¡Ah! Quiero… Penétrame, Takashi-kun. Quiero que me cojas. No puedo esperar.
     -Deséalo más. Aún no lo haré.
     -Por favor. ¡Ah! ¡Asi! ¡Pero…! ¡Quiero que me hagas acabar con tu verga! ¡No así!
     Entonces sintió algo que le dolió un poco, pero en ese excitante momento le gustó.
     Su novio la había nalgueado.
     -No grites. Y déjate hacer. Nada más.
     -¡No! ¡Yo quiero! ¡No voy a…¡ ¡Ay!
     Volvió a nalguearla. Sabía que eso era lo que ella quería.
     La nalgueó al tiempo que la penetraba con sus dedos. Luego siguió adelante, pero lamiendo su sexo.
     Priscila no paraba de gemir.
     Alex terminó de desvestirse. Solo le faltaba quitarse la ropa interior. Se posó detrás de ella.
     -Takashi-kun. Tienes que saber que también me preparé para hacerlo por el ano. Si lo deseas puedes…
     Se interrumpió al dar un fuerte gemido mezcla de placer y dolor. Aunque esa parte ya estaba bastante dilatada aun no estaba muy acostumbrada a hacerlo sin lubricante.
    -Espera. Asi no puedes…
     -Silencio. Solo disfrútalo.
     -¡Ah!-Gimió fuerte cuando empezó a sentir las lujuriosas embestidas de ese miembro en su ano.
     Alex estaba fuera de control. Solo cerró sus ojos y gemía sintiendo el calor de esa cavidad que ya no era tan apretada, pero era igual de cálida. Y con esa atracción que generaba el morbo por el sexo anal.
     -¡Ah! ¡Ay! ¡Mi culo! ¡Me vas a dejar sin poder sentarme, pero no quiero que pares! ¡Asi!
     Priscila estaba excitada. Gustosa de vivir ese momento. Orgullosa de haber despertado esa incontenible lujuria en su novio.
     -¡Pris! ¡Voy a acabar!
     -¡Sácalo! ¡Derrámate en mi sexo! ¡Lléname hasta el útero!
     Accedió a ese pedido. Tuvo que contenerse por un fugaz momento para no acabar y terminar regando su semen en el trasero de su novia.
     La penetró por la vagina y luego de unas fuertes embestidas acabó dentro de ella.
     El orgasmo llegó a esa pervertida adolescente haciéndola suspirar de placer. Como un alivio. Por sentir lo que tanto le había hecho desear su chico.
     Estar en su cama. Con su cara manchada, sus manos, su ano ardiendo un poco, y su sexo lleno de semen se sintió muy bien.
     Alex le desató las manos. Sintiéndose algo culpable en ese momento. Le dio unos pañuelos de papel para que se limpiara la cara.
     -Lo siento, Pris. Me pasé de la raya. ¿No es así?
     -Mi amor. Fuiste brusco, diferente a lo que acostumbraba. No acostumbro que me toques así, que me hagas tuya de esa manera. Hasta creo que por momentos me asustaste un poquito. Te dejaste llevar demasiado.
     -Lo siento mu…
     -¡No!-lo interrumpió-. No entiendes. Me gustó demasiado. Estuviste sensacional, amor.
     Ahí estaba ella con su rostro sonrojado y su sonrisa pervertida.
     -Quiero preguntarte algo.
     -Dime Pris.
     -Lo de hoy fue una broma. Pero tu… ¿Quisieras que algún día tengamos un bebé?
     -Por supuesto. Llegado el momento adecuado y cuando podamos cargar con una responsabilidad así.
     -Te amo, Alex.
     -Te amo muchísimo, Pris.





     Bostezó al salir de la habitación y fue caminando hasta el baño. Vio que la luz estaba encendida y escuchó el sonido del agua cayendo.
     Solo podía tratarse de su suegra. Ya que Priscila aún estaba en la cama durmiendo
     -¿Dándose un baño a esta hora? ¿Acaso se siente mal o algo?
     La cortina del baño se corrió de repente dejando ver el cuerpo desnudo de una pelirroja que conservaba su sensualidad a pesar del paso de los años.
     El agua corriendo por la piel, en sus pechos, sus piernas, su pubis con vellos no muy crecidos. Su cabello goteando.
     Fue una imagen instantánea que le provocó una erección y un leve sonrojo.
     Inmediatamente cubrió sus ojos.
     -¡Lo siento mucho, Miranda! No fue mi intención. Pero la puerta estaba abierta y… Yo… Yo…
     No sabía que decir. Creía que muy pronto sería asesinado.
     La pelirroja aún se sentía acorralada por esa sensación. La que había tenido al ser admirada por tantos. Por saber que era tan deseada. Que su cuerpo extrañaba el placer, que era invadido por el deseo. Ya no podía negárselo.
     -Ni siquiera el agua fría me calma. No puedo quitarme ese deseo de mi mente. De mi cuerpo. De mi intimidad. Alex, mírame.
     -Bueno. Cúbrase con algo.
     -No. Solo mírame. No te haré daño.
     Al dejar de cubrir su rostro miró al frente y se encontró con los pechos de su suegra frente a él. Alzó su mirada para verle la cara. La vio sonrojada. Con esa mirada que había visto muchas veces en Priscila.
     La lujuria dominando. Eso significaba esa mirada.
     Acercó su rostro al de él. Lo besó. Con deseo. Como a un amante.
     Su cuerpo pedía sexo y la primera persona que podía que se cruzó que podía satisfacerla estaba allí.
     Alex la correspondió y fue respondiendo a su deseo. Dejándose llevar. Terminó recostado en el suelo del baño. Con el cuerpo húmedo de Miranda sobre él
     La pelirroja siguió besándolo al tiempo que acariciaba su entrepierna. Le encantaba sentir ese miembro rígido. Que estaba así porque ese joven la deseaba.
     -Me gusta así. Duro como roca.
     -Miranda…
     -No digas nada. No hables.
     Le quitó la única prenda que tenía en ese momento. Los calzoncillos.
     Se puso entre las piernas del chico. Lo masturbó con sus manos.
     -Tanto tiempo sin sentirlo. Una verga deliciosa.
     Alex recibió por varios minutos el placer que le fue dando Miranda, quien le hizo sexo oral.
     -¡Ah! ¡Ah! Sigue. Te voy a llenar de leche
     Ya en ese punto no hacía más que disfrutarlo. No entendía que pasaba ni creía que estuviera bien, pero no quería detenerla.
     Miranda se detuvo. Sacó el miembro de su boca para luego sentarse sobre él. Metiendolo en su vagina. Quedó sentada sobre su yerno a horcajadas.
     -¡Ahhhhh! ¡Lo siento! ¡Tu pene me gusta! ¡Qué grande! ¡Ah! ¡Ah!
     Aquella pelirroja lo montó. En esa posición de amazona lo estimuló hasta que lo hizo acabar. Sintió con gusto el semen llenando su sexo.
     Esa fue solo la primera vez que lo hizo acabar.
     Lo hicieron hasta que ella quedó satisfecha.
     La última vez Miranda lo besó. Sentía su vagina chorreando semen.
     Los aún acostados en el suelo del baño.
     Alex estaba junto a ella. Atrapado por su abrazo.
     -Miranda.
     -No digas nada-le dijo la pelirroja-. No me pidas que te explique. Porque ni yo misma puedo explicármelo. Solo no se lo digas a Pris-concluyó antes de soltarlo para levantarse e irse del baño.
     Alex se puso sus calzoncillos y limpió el piso manchado con semen.