martes, 28 de mayo de 2013

21-La convención parte dos.

 -¡Por favor! ¡Que alguien venga a ayudarme!
     Erica escuchó la voz de su mejor amiga desde la planta baja de la casa. Inmediatamente fue corriendo hacia la habitación de Alex.
     Al llegar vio al chico tirado en el suelo desmayado y a su amiga que trataba de reanimarlo sentada a horcajadas sobre él.
     -¿Qué carajo paso, Pris?
     -Es que le hice esa broma que te dije. Le dije que estoy embarazada, pero es mentira. Tú sabes.
     -Eh… Sí. Hace mucho me dijiste que harías esa broma, pero ya casi se me había olvidado.
     -Ayúdame-le dijo ya casi llorando Priscila.
     -Tranquila. Yo me encargo, amiguita. Le daré respiración y tú oprimes su pecho.
     -¿Crees que eso haga falta?
     -Cuando se trata de un hombre y un supuesto embarazo nunca se sabe qué tan grave puede ser el shock.
     Erica se colocó a la derecha de Alex. Se agachó y se encargó de darle respiración boca a boca.
     Priscila sentada sobre él oprimía su pecho
     Sofía llegó justo en ese momento y al verlos en su mente tuvo lugar un pequeño malentendido.
     -¡Oigan! Tan temprano haciendo eso. Por lo menos…
     En ese momento Priscila y Erica la miraron.
     -Mmmm. Sé que está mal lo que pienso, pero me gustaría jugar con dos chicas tan lindas y un chico tan guapo aunque se trate de mi hijito. ¿Me dan un lugarcito?
     -¿Qué rayos sucede?-habló Alex, quien recuperó el conocimiento.
     Erica se rió.
     -No se trataba de eso, Sofía. Es que Alex se desmayó porque Pris le dijo que…
     El chico se incorporó y abrazó a su novia.
     -Pris. Te juro que si tu mamá no me asesina después de que se enteré me encargaré de todo. No importa lo que tenga que hacer. Te amo y amaré mucho a nuestro hijo o hija. Cuidaré de ambos. Quizá sea una responsabilidad muy grande para alguien de mi edad, pero podré cumplir con todo.
     Sofía en ese momento se quedó sorprendida por las palabras de su hijo.
     -No se preocupe-le dijo Priscila a su suegra, para luego dirigirse a Alex-. Tranquilo amor. Era solo una broma. Todo lo de ayer fue una actuación para que esto fuera creíble. No estoy embarazada.
     Suspiró aliviado.
     -Menos mal.
     -Está el desayuno-dijo ya con más tranqulidad Sofía-. Vamos todos al comedor.
     Priscila notó algo aquella mañana durante el desayuno.
     Alex estaba algo distante con su Jesica, quien se comportaba como si nada a pesar de lo que había sucedido entre ellos la noche anterior.
     Ante esa situación en vez de incomodarse o algo no pudo evitar que en sus labios se hiciera una de sus típicas sonrisas.
     Aquella que solo una bella adolescente pervertida con años de experiencia dando y recibiendo placer podía concebir.
     -Aquí pasa algo. Huelo a incesto.
     Pero prefirió no decir nada. No quería intervenir. Si era como ella pensaba prefería que el deseo de ambos siguiera su propio curso sin ninguna alteración.
     Parte de ella gritaba de deseos por solo ver a su novio desvirgando a su hermana menor. No para intervenir en el asunto. Con mirar le bastaba.
     Más tarde todos salieron de la casa para encontrarse con Amanda, Fabricio, Vanina y Miranda.
     La pelirroja estaba con cara de pocos amigos y aun disgustada por su situación actual.
    Sofia salió al verla y la saludo con mucho entusiasmo.
    -¡Hola querida amiga! ¿Preparada para la convención?
    -¡No soy tu amiga, tonta! ¡Y no te me acerques!
     Tuvieron la suerte de que el clima ese día fuera perfecto para viajar. No hacía mucho calor.
     Viajaron sin complicaciones hasta el lugar en el cual se hacía la convención.
     Algunos se sorprendieron al ver mujeres adultas de la edad de Sofía y Miranda. No porque les pareciera fuera de lugar. Sino porque creían que había personas tan mayores en las cuales la pasión por el manga, animé y otras cosas era tan fuerte como en alguien joven y por eso estaban ahí.
     No tardaron mucho en entrar ya que tenían anticipadas. Incluso Miranda, ya que su antigua compañera de clases desde el principio había planeado que fuera.
     Una vez que entraron en el lugar del evento se separaron. Hombres y mujeres cada uno por su lado para cambiarse de ropa y salir vistiendo sus cosplays.
     Más tarde cada cual salió a lucirse.
     Fabricio tenía un cosplay de Sanosuke Sagara de rurouni Kenshin.
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     Amanda iba muy sexy vestida como Motoko Kusanagi de ghost in the Shell.
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     Vanina y Erica iban como Gentoku Ryuubi y Unchou Kanu del animé/manga ikkitousen respectivamente.
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     Miranda personificaba a la perfección a Hiroko Takashiro del animé hentai Bible black.
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     Sofía con una peluca del color adecuado estaba vestida como Tsunade de Naruto.
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   Alex, quien iba como Takashi Komuro del animé/manga highschool of the dead, se sonrojó al ver a su madre.
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     -¡Mamá! Seguro que no pudiste pensar en algo que te cubriera un poco más. Te puedo ver todo.
     La mujer puso sus manos sobre sus pechos y los masajeó un poco.
     -Ay, hijo. Eres afortunado. No muchos chicos pueden decir que tuvieron entre sus labios unas tetas tan ricas. ¿O si?
     -¡Pero eso fue cuando me amamantabas y era un bebé!
     El chico miró a su hermana menor olvidando por un momento por completo lo que había sucedido entre ellos.
     -¡Y tu! ¿Qué clase de hermana menor eres? Solo tengo un uniforme y una camiseta roja. ¿Quién se supone que soy?
     -Qué poco observador. Y si te hubieras detenido a pensar ya sabrías cual es el cosplay de Pris. ¡Baka!
    Jesica estaba haciendo cosplay de Mikan Yuki de to love ru vestida con la ropa que solía usar Yami. Un personaje de ese mismo animé.
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     Alex volteó al sentir que le tocaban el hombro para llamar su atención. Y sucedió algo que era parte de sus sueños. De sus fantasias más profundas. De aquello que podía despertar su lujuria también.
     Era imposible para él no reconocer el cosplay de su novia.
     Le gusto tanto verla que ni la llamó por su nombre. La llamó por el nombre del personaje. Saeko Busujima del animé/manga highschool of the dead.
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     -Saeko.
     -Sí, Takashi-kun.
     Se quedó mirándola como totalmente hipnotizado. Ni siquiera prestó atención a algo que Jesica sí.
     -¡Hey Pris! ¿Y de donde sacaste esa katana?
     -Un tipo por allá atrás me dijo que un cosplay de Saeko no estaría completo sin una katana. Me dijo que me la daría si yo le hacía una buena mamada.
     Vanina y Miranda eran las únicas dos que notaban la presencia de adolescentes con las hormonas alborotadas observándolas como si las desvistieran con la mirada y ansiosos de tomarles fotografías para tener un recuerdo de ese momento.
     -Siento como si estuvieran por asaltarme para violarme en cualquier segundo-pensó la chica.
     -Los que están en peligro son ellos-pensó la pelirroja-. Si se atreven a tocarme o tan solo decirme alguna grosería caerán ante mis puños.
     Decidieron dividirse para recorrer el lugar
     Sofía y Jesica eran quienes iban con mayor entusiasmo pasando entre los puestos de venta de aquella convención. Con toda la voluntad para que les tomaran fotografías.
     Alex, estaba algo distraído y desconcentrado de todo observando a Priscila, quien se mantenía en su papel.
     Priscila se había tomado el tiempo para conocer por completo a ese personaje. Para poder al menos por un día actuar. Fingir que no era ella. Sino una chica cuyo cuerpo había sido tomado por el del personaje de un animé. Un personaje que le gustaba mucho a su novio. Que era parte de sus sueños pervertidos.
      Fabricio acompaño a su amigo y la chica pelinegro que lucía una peluca de color morado oscuro.
     Erica y Vanina fueron detenidas por dos chicas que además de las foto habitual que todos pedían solicitaron algo en especial.
     -Quería pedirles algo-decía tímidamente una chica con orejas de neko acompañada por otra que llevaba una cámara digital.
     -¿Harían yuri? Nosotros les tomamos una foto.
     -De acuerdo-respondió Erica, quien tomó a una desprevenida Vanina para darle un beso.
     Amanda se deleito observando aquello tanto como las chicas que las fotografiaron.
     Se tomaron como una hora y media para recorrer.
     Miranda iba con Sofía y Jesica, pero las perdió de vista y por un rato se quedó sola.
     Cada tanto alguien le pedía para tomarle una fotografía. Al principio lo fue haciendo sin mucho gusto. Pero con el tiempo algo en ella despertaba. Le gustaba ver que tantos la admiraban con deseo. Sabía perfectamente que pensaban en tenerla en una cama y satisfacer sus fantasías sexuales con su maduro y sexy cuerpo.
     Comúnmente esa sensación la incomodaba, pero en ese momento se sentía excitada.
     Se sintió fuera de control. Fue en ese momento que le llegó un mensaje de texto a su celular.
     Le avisaban que se reunían en el área de descanso para comer. Se dirigió hacia allí inmediatamente.
     Compraron ramen y bebidas una vez que se reunieron. Descansaron casi una hora.
     Se quedaron juntos para recorrer lo que faltaba.
     En un momento muchos chicos rodearon a Priscila para tomarle fotografías. En ese momento decidió salirse un poco del personaje. Posando de forma más atrevida y sexy. En ocasiones levantó su falda para que pudieran ver sus bragas, lo cual fue más que bien aprovechado por quienes la fotografiaron.
     -Me sorprende que Alex no se ponga ni un poquito celoso por esta situación-dijo Amanda.
     -Porque está tan ocupado babeándose por Pris como todos los demás.
     Se quedaron viendo algunos eventos.
     Alex la miraba de lejos. Como teniendo una diosa ante sus ojos.
     Algunos se acercaron a ella para pedirle una dirección de mail, facebook, su nick de skype, numero de celular, o lo que fuera.
     Rechazó amablemente aclarando que tenía novio.
     -¿Quién es tu novio?-preguntaron al unísono.
     Ella no respondió. Solo se abrió paso hacia él. Aquel que tenía su corazón.
     Alex la vio frente a él. Esa chica que seguro descendía de alguna diosa para tener tal belleza. Sintió su abrazo cálido y los labios de ella sobre los suyos.
     Un beso apasionado. Se correspondieron como lo habían hecho pocas veces.
     Priscila al terminar ese contacto de labios, de almas, lo abrazó. Apretandolo contra sus pechos.
     -Mi corazón es de mi Takashi-kun.
     Luego de terminar de recorrer se quedaron a ver algunos eventos.
     Hasta que llegó la hora en que creyeron adecuado regresar.
     Alex sintió al ver a la Pris de siempre que había vivido un sueño. Un sueño que nunca olvidaría. Se equivocó al pensar que no se repetiría.





     Ya era tarde. Miranda se había ido a dormir directamente después de la cena.
     En esa medianoche solo ellos dos quedaban despiertos en aquella casa.
     Alex tenía algo planeado para esa noche, pero en ningún momento pensó que su novia también tendría algo planeado.
     Priscila le había dicho que se sentía muy cansada como para “jugar” esa noche con lo cual parecía haber tirado abajo sus planes, pero no lo hizo sentir frustrado.
     Podría hacer lo que tenía planeado cualquier otro día.
     Ella estaba acostada en la cama solo en ropa interior como acostumbraba. Poco después se levantó.
     -Ahora regreso, amor.
     Él se levantó de la cama y se acercó a la ventana de la habitación.
     Se quedó allí de pie.
     -Qué lindo viento se siente. Qué buen día tuvimos todos.
     Suspiró.
     -Takashi-kun.
     Volteó al escuchar esa voz.
     Era ella otra vez y tenía ese cosplay.
     -Pris.
     -No sé quién es esa tal Pris. Soy Saeko, Takashi-kun.
     Sin mediar más palabras se acercó para besarlo.
     Entre besos y caricias fueron hacia la cama.
     Alex se posó sobre ella. La besó. Con una mano tomo uno de sus pechos y lo masajeó. Con la otra fue acariciándole las piernas. Estaba haciendo lo que había deseado hacer todo el día. Decidió seguirle el juego.
     Que esa noche ellos fueran Saeko y Takashi.
     -Saeko.
     -Tómame, Takashi-kun. Esta noche estoy aquí solo para ti. Y haré lo que me pidas. Por el amor que hay entre nosotros te doy libertad. Te doy autoridad. Te dejo que me hagas lo que quieras. Haré lo que quieras.
     Se quitó la camiseta.
     Continuó besando sus labios. Para luego ir por su cuello, el cual besó y lamió con deseo.
     -Ah. Ah. Sí. Ahí. Me gusta ahí. Bésame más.
     A eso le sumo que puso su rodilla entre las piernas de su amada Saeko para rozar su intimidad.
     -Sabes que no necesitas hacer eso. Mi cuerpo es para ti. Si quieres toca mi sexo con tu mano.
     Alex actuaba distinto. Con lujuria. Con sus pensamientos ausentes. Sin límites. Sin detenerse.
     Paso sus manos debajo de la camiseta de Priscila para tocar sus pechos.
     Ella sentía con gusto ese tacto distinto. Algo agresivo quizá. Que la hacía sentir casi violada.
     Con deseo, pero con cuidado de no dañar las prendas que formaban parte de ese cosplay la fue desvistiendo. La dejó en ropa interior.
     Priscila se sentó sobre su regazo de frente.
     Alex le quitó el sostén. La rodeó con sus brazos para acercarla. Para tener bien cerca los pechos de su novia. Lamió y chupó sus pezones con deseo. Les dio leves mordidas, para luego seguir masajeándolos.
     -¡Ah! ¡Ah! Sigue. Quiero más.
     La besó logrando acallar sus gemidos.
     Sus labios y sus lenguas se encontraban expresando un deseo profundo de lujuria y amor.
    Priscila dio un fuerte gemido. Le gustaba sentir esas caricias en sus pechos. Poco después se encontró acostada sobre la cama.
     -Tengo algo para ti-le dijo su chico.
     Se fue de la cama y volvió poco después con una soga con la cual le ató las manos. Fijandose de que la soga no la apretara tanto como para que la lastimarla
     Priscila disfrutaba eso. Ese cambio de lugar. Su novio dominándola. Ella en actitud sumisa cuando en la mayoría de los casos era ella la que mandaba y guiaba sus sesiones de amor de cama a la cumbre del placer.
     -Levanta tus brazos.
     Obedeció.
     Alex se posó sobre ella y puso su miembro entre los pechos de la pelinegra. Se masturbo con ellos.
     -¡Ah! ¡Ah!
     -Así. Mastúrbate. Acaba sobre mis tetas si quieres, Takashi-kun. Píntame de blanco la cara con tu semen. Déjame beberlo también.
     -Di que lo deseas.
     -Lo deseo mucho. Lo quiero. Tú eres mi amor. Soy toda tuya. Para que hagas lo que desees.
     Siguió masturbándose con esos pechos, que eran parte de ese cuerpo desbordante de sensualidad, de lujuria. Se detuvo cuando sintió que acabaría.
     Algo de su semen cayó sobre los pechos de su novia. Acercó su miembro al rostro de ella y luego de quitarle la peluca para no ensuciarla dejó salir su esencia.
     Priscila sintió con gusto la esencia de su novio en su rostro y en su boca. Chupó su pene para sacarle hasta la última gota. Sentía su sexo húmedo y caliente. Ser dominada la estaba excitando mucho.
     Alex la ayudó a ponerse en cuatro. Y luego fue bajando sus bragas hasta que se las quitó.
     Incapaz de verlo ella solo lo sintió. Como acariciaba su sexo.
     La penetró. Haciéndola gemir.
     -¡Ah! ¡Ah! Quiero… Penétrame, Takashi-kun. Quiero que me cojas. No puedo esperar.
     -Deséalo más. Aún no lo haré.
     -Por favor. ¡Ah! ¡Asi! ¡Pero…! ¡Quiero que me hagas acabar con tu verga! ¡No así!
     Entonces sintió algo que le dolió un poco, pero en ese excitante momento le gustó.
     Su novio la había nalgueado.
     -No grites. Y déjate hacer. Nada más.
     -¡No! ¡Yo quiero! ¡No voy a…¡ ¡Ay!
     Volvió a nalguearla. Sabía que eso era lo que ella quería.
     La nalgueó al tiempo que la penetraba con sus dedos. Luego siguió adelante, pero lamiendo su sexo.
     Priscila no paraba de gemir.
     Alex terminó de desvestirse. Solo le faltaba quitarse la ropa interior. Se posó detrás de ella.
     -Takashi-kun. Tienes que saber que también me preparé para hacerlo por el ano. Si lo deseas puedes…
     Se interrumpió al dar un fuerte gemido mezcla de placer y dolor. Aunque esa parte ya estaba bastante dilatada aun no estaba muy acostumbrada a hacerlo sin lubricante.
    -Espera. Asi no puedes…
     -Silencio. Solo disfrútalo.
     -¡Ah!-Gimió fuerte cuando empezó a sentir las lujuriosas embestidas de ese miembro en su ano.
     Alex estaba fuera de control. Solo cerró sus ojos y gemía sintiendo el calor de esa cavidad que ya no era tan apretada, pero era igual de cálida. Y con esa atracción que generaba el morbo por el sexo anal.
     -¡Ah! ¡Ay! ¡Mi culo! ¡Me vas a dejar sin poder sentarme, pero no quiero que pares! ¡Asi!
     Priscila estaba excitada. Gustosa de vivir ese momento. Orgullosa de haber despertado esa incontenible lujuria en su novio.
     -¡Pris! ¡Voy a acabar!
     -¡Sácalo! ¡Derrámate en mi sexo! ¡Lléname hasta el útero!
     Accedió a ese pedido. Tuvo que contenerse por un fugaz momento para no acabar y terminar regando su semen en el trasero de su novia.
     La penetró por la vagina y luego de unas fuertes embestidas acabó dentro de ella.
     El orgasmo llegó a esa pervertida adolescente haciéndola suspirar de placer. Como un alivio. Por sentir lo que tanto le había hecho desear su chico.
     Estar en su cama. Con su cara manchada, sus manos, su ano ardiendo un poco, y su sexo lleno de semen se sintió muy bien.
     Alex le desató las manos. Sintiéndose algo culpable en ese momento. Le dio unos pañuelos de papel para que se limpiara la cara.
     -Lo siento, Pris. Me pasé de la raya. ¿No es así?
     -Mi amor. Fuiste brusco, diferente a lo que acostumbraba. No acostumbro que me toques así, que me hagas tuya de esa manera. Hasta creo que por momentos me asustaste un poquito. Te dejaste llevar demasiado.
     -Lo siento mu…
     -¡No!-lo interrumpió-. No entiendes. Me gustó demasiado. Estuviste sensacional, amor.
     Ahí estaba ella con su rostro sonrojado y su sonrisa pervertida.
     -Quiero preguntarte algo.
     -Dime Pris.
     -Lo de hoy fue una broma. Pero tu… ¿Quisieras que algún día tengamos un bebé?
     -Por supuesto. Llegado el momento adecuado y cuando podamos cargar con una responsabilidad así.
     -Te amo, Alex.
     -Te amo muchísimo, Pris.





     Bostezó al salir de la habitación y fue caminando hasta el baño. Vio que la luz estaba encendida y escuchó el sonido del agua cayendo.
     Solo podía tratarse de su suegra. Ya que Priscila aún estaba en la cama durmiendo
     -¿Dándose un baño a esta hora? ¿Acaso se siente mal o algo?
     La cortina del baño se corrió de repente dejando ver el cuerpo desnudo de una pelirroja que conservaba su sensualidad a pesar del paso de los años.
     El agua corriendo por la piel, en sus pechos, sus piernas, su pubis con vellos no muy crecidos. Su cabello goteando.
     Fue una imagen instantánea que le provocó una erección y un leve sonrojo.
     Inmediatamente cubrió sus ojos.
     -¡Lo siento mucho, Miranda! No fue mi intención. Pero la puerta estaba abierta y… Yo… Yo…
     No sabía que decir. Creía que muy pronto sería asesinado.
     La pelirroja aún se sentía acorralada por esa sensación. La que había tenido al ser admirada por tantos. Por saber que era tan deseada. Que su cuerpo extrañaba el placer, que era invadido por el deseo. Ya no podía negárselo.
     -Ni siquiera el agua fría me calma. No puedo quitarme ese deseo de mi mente. De mi cuerpo. De mi intimidad. Alex, mírame.
     -Bueno. Cúbrase con algo.
     -No. Solo mírame. No te haré daño.
     Al dejar de cubrir su rostro miró al frente y se encontró con los pechos de su suegra frente a él. Alzó su mirada para verle la cara. La vio sonrojada. Con esa mirada que había visto muchas veces en Priscila.
     La lujuria dominando. Eso significaba esa mirada.
     Acercó su rostro al de él. Lo besó. Con deseo. Como a un amante.
     Su cuerpo pedía sexo y la primera persona que podía que se cruzó que podía satisfacerla estaba allí.
     Alex la correspondió y fue respondiendo a su deseo. Dejándose llevar. Terminó recostado en el suelo del baño. Con el cuerpo húmedo de Miranda sobre él
     La pelirroja siguió besándolo al tiempo que acariciaba su entrepierna. Le encantaba sentir ese miembro rígido. Que estaba así porque ese joven la deseaba.
     -Me gusta así. Duro como roca.
     -Miranda…
     -No digas nada. No hables.
     Le quitó la única prenda que tenía en ese momento. Los calzoncillos.
     Se puso entre las piernas del chico. Lo masturbó con sus manos.
     -Tanto tiempo sin sentirlo. Una verga deliciosa.
     Alex recibió por varios minutos el placer que le fue dando Miranda, quien le hizo sexo oral.
     -¡Ah! ¡Ah! Sigue. Te voy a llenar de leche
     Ya en ese punto no hacía más que disfrutarlo. No entendía que pasaba ni creía que estuviera bien, pero no quería detenerla.
     Miranda se detuvo. Sacó el miembro de su boca para luego sentarse sobre él. Metiendolo en su vagina. Quedó sentada sobre su yerno a horcajadas.
     -¡Ahhhhh! ¡Lo siento! ¡Tu pene me gusta! ¡Qué grande! ¡Ah! ¡Ah!
     Aquella pelirroja lo montó. En esa posición de amazona lo estimuló hasta que lo hizo acabar. Sintió con gusto el semen llenando su sexo.
     Esa fue solo la primera vez que lo hizo acabar.
     Lo hicieron hasta que ella quedó satisfecha.
     La última vez Miranda lo besó. Sentía su vagina chorreando semen.
     Los aún acostados en el suelo del baño.
     Alex estaba junto a ella. Atrapado por su abrazo.
     -Miranda.
     -No digas nada-le dijo la pelirroja-. No me pidas que te explique. Porque ni yo misma puedo explicármelo. Solo no se lo digas a Pris-concluyó antes de soltarlo para levantarse e irse del baño.
     Alex se puso sus calzoncillos y limpió el piso manchado con semen.

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