Fabián miró por encima del hombro de su hermana, la cual en ese momento estaba sentada frente a la computadora viendo paginas de internet con contenido nada apto para menores.
En ese momento veía un video en el que dos mujeres tenían relaciones sexuales.
-¿Viendo eso ahora? Ten cuidado. Si mamá te llega a ver estás muerta.
-Lo sé-dijo Priscila-. Estoy aprovechando que ahora está ocupada en la cocina. No te preocupes.
Él se acercó a su hermana menor y la besó en el cuello. Luego llevó una mano hacia la entrepierna de la chica. Pasó por debajo de sus pantalones y su ropa interior. Tocó su sexo. Lo acarició con sus dedos para hacerla gemir de placer.
-Ah... No podemos... No ahora... Ah... Hermanito.
Poco después retiró su mano.
No podían hacer mucho estando su madre en casa.
-No sabía que te gustaran ver de esos videos. Qué húmeda te pusiste viendo eso.
-Sí, me gustan-le respondió Priscila-. Me atraen las mujeres también. Estoy viendo para inspirarme un poco para lo de hoy.
Ella le sonrió.
-¿Para lo de hoy? ¿Vas a hacerlo con alguna chica? No sabía que...
-No lo he hecho hasta ahora-lo interrumpió-. Sería la primera vez con una mujer.
-Pero... ¿Qué vas a hacer? Si hoy Erica va a venir a hacer lo que tienen pendiente para el colegio. Ya tienes tu agenda ocupada.
-Por si no te diste cuenta Erica es una chica. ¬¬
-¿Con ella? Pero es tu mejor amiga. Si intentas seducirla seguro se incomodará mucho y quizá ya no tengas el mismo trato con ella. Lo digo porque no creo que te deje de lado aunque sepa que te sientes atraída por ella.
-No hay problema. Sé que a ella le gustan las chicas. Hace unos días la vi besándose con una chica de otro curso a escondidas. Y aunque no le gustaran... Bueno. Tu sabes que puedo ser muy seductora. ¿Cómo podría negarse?
-Entonces esta noche no lo haremos.
-Mamá se irá más temprano hoy y tendremos un tiempo solos hasta que llegue Erica. Podemos hacerlo en ese momento. Lo deseo tanto como tu. Por cada día que pasa sin que lo hagamos me quedo con unas ganas terribles.
Fabián miró a su alrededor para asegurarse de que su mamá no estuviera cerca. Luego le dio un beso a su hermana menor.
-Espero que pases un buen rato con Erica, hermanita.
Alli se encontraban las dos. En el living de aquella casa. Viendo televisión y conversando.
En ese momento aquel canal transmitía una película que ambas habían visto muchas veces.
Conversaban tranquilamente sin prestar mucha atención al televisor.
Erica vio la hora en su celular y miró a su amiga.
-Ya son más de las nueve de la noche, Pris. Será mejor que vuelva a mi casa. ¿Tu hermano puede acompañarme? Mi mamá se preocupará si vuelvo sola. No le gusta que ande sola de noche.
-¿Por qué no te quedas a dormir?
-No estaría mal. Pero tendría que preguntar si puedo quedarme primero.
La chica pensaba llamar a su casa con su celular.
-No gastes tu crédito. Llama con mi teléfono.
-Ah. No lo había pensado. Qué tonta.
Erica llamó a su casa.
Priscila la miraba ansiosa y con los dedos cruzados. Si a su amiga no le permitían quedarse su plan para esa noche quedaría arruinado.
Terminó la llamada.
-Me dejaron quedarme.
-Bien. Pasaremos una buena noche juntas.
-Pero como no vine preparada para quedarme no traje mi pijama. Tendré que dormir en ropa interior.
Erica notó que su amiga se relamió al escucharla decir eso. Un leve tono rojizo se hizo presente en sus mejillas. Se preguntaba si Priscila lo había hecho porque se la imaginó en ropa interior.
-Deja de pensar de manera XXX, tonta-se dijo a si misma-. Tu amiga no se siente atraida por ti. No seas tonta.
Ni se imaginaba cuanta razón tuvo al pensar que la otra se sentía atraída por ella.
Priscila rodeó la cintura de su amiga con sus brazos. La abrazó por detrás. Esperó que la otra reaccionara.
Erica solo sonrió. Le gustaba sentir ese cariño. La calidez de ese abrazo. Aunque solo se trataba de su mejor amiga. Esperaba que algún día tener una pareja que la abrazara de esa forma estando acostada sobre una cama.
-Buenas noches, Pris. Qué cariñosa estás hoy.
-Duerme bien, amiga.
Pasaron los minutos. Las horas.
-Erica.
La llamó en voz baja para comprobar si estaba dormida.
La chica no le respondió.
-Perfecto. Ya puedo empezar.
Priscila besó el hombro derecho de su amiga al tiempo que llevó una mano hacia sus muslos. La acarició.
La otra solo reaccionó emitiendo leves gemidos aun dormida.
-Despierta, mi niña pervertida. Deja tus sueños XXX a un lado y préstame atención.
Siguió adelante. Sus labios recorrieron el hombro derecho de la chica. Fue acercándose a su cuello, el cual besó también. Siguió acariciando sus muslos con una mano y con la otra acarició los pechos de su amiga, en ese momento cubiertos por un sostén.
Erica despertó cuando sintió una suave mordida en su cuello, una mano apretando su pecho izquierdo, y unos dedos rozando su sexo por encima de sus bragas. Soltó un fuerte gemido. Le gustaba tanto sentir las manos y los labios de su mejor amiga sobre su piel. Para ella fue un más que dulce despertar.
-¿Te gusta, Eri? Al fin te despertaste, amiga.
-¡Ah! ¡Ah! Pris... ¿Qué haces?
-Tu sabes muy bien qué estoy haciendo y te gusta.
-¡Espera! ¡Detente!
Al escucharla hablar así se detuvo, la libró de su abrazo y acarició su espalda.
-Tranquila. No pienso obligarte. Eres mi mejor amiga. Nunca te haría algo así.
Erica se dio vuelta para poder ver a su amiga. Si la habitación no hubiera estado apenas iluminada por la luz de los faros de la calle se hubiera notado que ella estaba sonrojada.
-Para ser sincera... No es que no quiera, pero estoy muy sorprendida. Nunca imaginé que tu también te sentirías atraída por mujeres, y mucho menos que querrías hacerlo conmigo. ¿Cómo supiste que...?
-Te vi besándote con una chica a escondidas en el colegio.
-Ah. Por eso.
-Si lo hacemos sería mi primera vez con una chica.
-¿Con una chica?
Erica se quedó boquiabierta.
-¿Eso significa que ya lo hiciste con un chico? ¿Cuándo perdiste tu virginidad?
-El año pasado. Ya hablaremos sobre eso después.
Priscila abrazó a su amiga.
-Ahora quiero saber si quieres hacerlo conmigo o no.
Erica sonrió y correspondió su abrazo. Rodeó la cintura de su amiga con sus brazos y apoyó su cabeza sobre sus pechos.
-Sí, quiero hacerlo. Siempre pensé en hacerlo con alguien con quien tuviera una relación, pero no estaría mal hacerlo contigo. Eres mi mejor amiga y sé que me amas muchísimo. Tanto como yo a ti. Las parejas van y vienen. Pero puedo confiar en ti como en nadie más. Sé que nunca me romperás el corazón.
Priscila correspondió la belleza de sus palabras con un dulce beso logrando sonrojarla.
-Pris, te amo tanto mi amiga.
-Te amo, tontita. Terminemos con las palabras sentimentales, ¿si? Vamos a ponernos calientes.
-Sé amable conmigo. Es mi primera vez.
-No te preocupes por eso. Si en algún momento te sientes insegura dime que me detenga, pero solo si realmente lo deseas. ¿En donde nos quedamos? ¡Sí! Tu te estabas dejando hacer y yo tenía unas ganas terribles de quitarte lo poco que tienes puesto y hacerte mía.
La chica se quedó preguntándose a qué se refería su amiga
Priscila se quitó la parte superior de su pijama. Quedando sus pechos al descubierto, ya que no usaba sostén para dormir. Luego abrazó a su amiga. Empezó a besarla en el cuello mientras llevaba sus manos hacia su espalda para desabrocharle el sostén.
Erica se excitaba al sentir el calor del cuerpo de su amiga. Su cuello era victima de las constantes caricias de los deliciosos labios de esa pervertida chica, que también la lamía para probar el sabor de su piel. Pronto se encontró acostada solo llevando sus bragas puestas.
Priscila se posó sobre ella y le sonrió antes de empezar a moverse hacia delante y hacia atrás. Frotaba sus pechos contra los de su amiga.
Un suave contacto que las hacía gemir a ambas.
-Ah. Pris. Te deseo tanto. Me encantan tus tetas.
-Si eres buena niña te dejaré probarlas, pero antes...
Priscila puso sus manos sobre los pechos de su amiga. Los acarició. Les dio un delicado masaje antes de apretarlos un poco. Sentía los pezones duros de su compañera. Se relamió.
Erica soltó un fuerte gemido cuando sintió la leve presión de las manos de su amiga. Estaba muy excitada. Sentía la humedad y el calor en su entrepierna. Su sexo virgen estaba caliente y ansioso.
-Pero antes voy a probar las tuyas.
Prosiguió. Empezó dándoles besos a los pechos de la chica. Apenas los rozaba con sus labios. Pasó la punta de su lengua lentamente por el pecho derecho de su amiga, quien gimió al sentir eso. Ella se detuvo.
-¡Ah! Pris. Sigue por favor. Quiero más.
-¿Qué quieres?
-No seas mala. Tu sabes.
-Sí, pero quiero que me lo pidas.
-Me da vergüenza. n//////n
-No hay nadie más aquí. ¿Por qué te da vergüenza?
La chica virgen suspiró.
-Está bien. Por favor, Pris. Chupame las tetas. Quiero sentir tu lengua sobre mis pezones.
-Lo haré.
Lo hizo. Lamió y chupó los pezones de su amiga con tanto deseo. Como si hubiera tenido ante ella un delicioso manjar que estaba ansiosa por probar. Les dio suaves mordidas. Los rozó con sus dientes.
Erica gimió en todo momento mientras con una mano acariciaba la espalda de su amiga y con la otra le acariciaba el cabello. Como premiándola por darle tanto placer.
Priscila se detuvo. Se apartó para quitarse la parte inferior de su pijama y sus bragas. Se desnudó, logrando que el deseo de su amiga de hacerla suya fuera en aumento. Pero no le dio tiempo siquiera para pensar en hacer algo. Fue a quitarle la última prenda que le quedaba y se recostó junto a ella. La rodeó con su brazo izquierdo. Hizo que se acercara para que pudieran darse calor. Llevó su mano derecha hacia la entrepierna de su compañera. Acarició su sexo delicadamente con sus dedos.
Erica solo se limitó a gemir. Cerraba sus ojos para concentrarse en esa sensación. El placer que le daba el suave tacto de su amiga. Dejó salir de sus labios un fuerte gemido cuando su amiga tocó su clítoris. Solo abrió los ojos cuando sintió el roce en la entrada de su vagina.
-¡Ah! ¡Ah! No dudes. Hazlo. Quiero sentir tus dedos. ¡Me encantas!
-¿Segura?
-Sí. Ya no puedo esperar.
Accedió a su pedido.
La penetró lentamente con un dedo. Sintió el calor y la humedad en el interior de ese sexo a punto de ser desvirgado. Una vez que la penetró fue moviendo su mano hacia delante y hacia atrás lentamente.
Erica sentía dolor, pero también el placer que iba en aumento. Quería más.
-¡Ah! Pris, dame más. ¡Más rápido! ¡Se siente tan rico, amiga!
Priscila siguió penetrándola, pero usando dos dedos. La llevó hasta el límite, pero se detuvo cuando notó que estaba a punto de acabar. No le dio tiempo para preguntarse por qué se había detenido. Se colocó entre sus piernas. Acercó su rostro a la intimidad de su amiga y sin dudar la lamió. Pasó su lengua lentamente. De abajo hacia arriba. Hasta rozar su clítoris.
Erica dio un grito de placer. No resistió mucho el inmenso placer que le daba su amiga con su lengua. Ese placentero sexo oral era demasiado para ella. Acabó y derramó sus fluidos en la boca de la otra. Luego se incorporó aún con su cuerpo estremeciéndose de placer. Se arrodilló sobre la cama.
Priscila tragó la esencia femenina de su compañera con mucho gusto. Se relamió.
-¿Te gustó?
-Muchísimo, Pris. Ahora te toca a ti.
-¿Crees que puedes calentarme?
-Claro que sí. Eso ni lo dudes.
Erica fue por su amiga. Se echó sobre ella como una fiera al acecho dejándola completamente sorprendida. La besó y la acarició sin timidez. Con tanto deseo. Había anhelado tanto ese momento. Hacer el amor con su mejor amiga. La deseaba tanto.
-¡Ah! Eri, estás que ardes. ¡Qué rico! ¡Me vuelves loca! ¡Sigue!
-Si te atreves a calentarme tienes que atenerte a las consecuencias.
Priscila sintió tanto placer. Aún sin que su amiga estimulara sus partes sensibles. Se excitaba mucho cuando la besaban y acariciaban con tanto deseo. Incluso en ocasiones acababa sin que su sexo fuera estimulado. Pero resistió.
Erica probó los pechos de su amiga como tanto había deseado. Los besó. Lamió y chupó sus pezones con deseo. Mordió sus pezones. Fue un tanto agresiva. No pudo controlarse por la inmensa excitación que la invadía.
-¡Hey! Cuidado. Me dijiste que fuera amable contigo porque es tu primera vez, pero eres tu la que me tiene a los golpes. O__O
-Lo siento, Pris. Es que te deseo tanto. Quiero hacerte mía ya mismo.
Priscila abrió sus piernas para tentarla.
-Cuando quieras, amorcito.
Erica la penetró con sus dedos al tiempo que seguía chupando sus pezones.
-¡Ah! ¡Así Eri! ¡Me vuelves loca! ¡Vas a hacerme acabar!
-Así, amor. Grita de placer para mi.
-¡Ahhhhh!
Erica se posó sobre ella y la besó.
Priscila correspondió su beso y rodeó su cintura con su brazos.
Se quedaron así por unos minutos. Abrazadas como ambas llegaron al mundo. Dándose tiernos besos.
-Bueno. ¿Vamos a dormir?
-Aún no, Eri. Quiero jugar contigo un poco más. Hay un lindo juguete que quiero probar contigo. Espera un poco. Iré por él.
La chica se preguntó a qué podría referirse con la palabra juguete.
Priscila se levantó de la cama y se acercó a su cómoda. Lo que buscaba estaba en algún cajón, pero no recordaba en cual.
Erica esbozó una pervertida sonrisa al ver a su amiga inclinada buscando en los cajones de su cómoda. Podía ver su sexo. Dejó la cama y se le acercó sin hacer ruido. Se agachó cuando estuvo cerca de ella. La tomó de la cintura y pasó su lengua por esa rosada intimidad femenina.
Priscila gimió y miró por encima de un hombro.
-¡Eri! ¡Qué tramposa eres! Me atacas por detrás. ¡Ah!
-No te quejes. Si te encanta, ¿no?
-Sí. ¡Ah! ¡Ah! ¡Sigue! Pero no deja de ser trampa. Mmmm.
La lamió. Acarició los labios de su vulva con su lengua. Luego los apartó para ver bien el interior y prosiguió. Era la primera vez que sentía el sabor de una esencia femenina y le gustaba.
-¡No te detengas, Eri! Me vuelves loca. ¡Hazme acabar!
Erica la lamió hasta que la hizo acabar. Trago los fluidos de su amiga y luego regresó a la cama.
Priscila gritó de placer. Sus piernas temblaban después de que la otra la hiciera llegar al orgasmo.
-Y no te tardes mucho más. Porque sino vuelvo a atacarte por detrás.
-No te preocupes. Ya lo encontré.
Vio que su amiga sacó de un cajón un objeto que tenía un aspecto muy similar al de un miembro masculino de gran tamaño. Era de color rojo.
-Eso es...
-Sí. Un vibrador, preciosa. Un préstamo involuntario de mi querida madre. No esconde muy bien sus juguetitos. Supuse que no le molestara que yo juegue un poco con él. Si no se entera.
Fue hacia la cama llevando ese objeto. Se entretuvo lamiéndolo un poco.
Erica se excitó un poco al verla. Parecía que estaba lamiendo un miembro de verdad.
-¿Te gusta lo que ves?
-¿Qué piensas hacer con eso?
-Metertelo y hacerte gritar como la ansiosa hembra en celo que eres.
Priscila se le acercó. La besó al tiempo que acarició su sexo con ese consolador para excitarla.
-No. Mira eso. Es muy grande. Me hará daño.
-Tranquila. Te gustará.
-No. No quiero.
-Sé sincera contigo misma. Si no quisieras ya me hubieras detenido no te estoy forzando. ¿O si?
Erica no le respondió. Solo abrió sus piernas. Le permitió que la penetrará. Poco después sintió ese vibrador abriéndose paso entre sus paredes vaginales. Gimió de placer al sentirlo.
Priscila lo movió un poco para hacerla sentir un inmenso placer, que solo era el preludio de algo más excitante.
-¿Ves? Al final te terminó gustando.
-¡Ah! ¡Ah! Es tan grande. Me llena toda. ¡Me gusta tanto!
-Ahora pasemos a lo que sigue.
Erica se retorció por el inmenso placer que sintió cuando ese consolador empezó a vibrar dentro de ella. Gritó de placer una y otra vez. Se sintió en la gloria.
-¡Por favor! ¡Tanto! ¡Mi corazón! ¡Va a colapsar!
Priscila se excitó mucho solo por verla. Retiró ese vibrador y se posó sobre su amiga. Abrió bien sus piernas para que sus sexos entraran en contacto.
-¡Acabemos juntas, Eri! ¡No lo resisto!
Se movieron para que sus intimidades se rozaran.
Fue un lento movimiento que se fue haciendo más fluido. Más rápido.
Sus esencias femeninas se encontraban.
Una sentía el calor del sexo de la otra. Era tan placentero.
Ambas acabaron dando un grito.
Una vez más quedaron ambas recostadas. Abrazándose y dándose besos.
Ambas suspiraron.
-Dime que esto se repetirá alguna vez, Pris. Después de esto no creo que pueda vivir sin hacerlo contigo.
-Se repetirá cuando podamos hacerlo y tengamos ganas, amiga.
-Qué alivio. ¿Ahora si vamos a dormir?
Priscila se quedó un momento pensando.
-Mmmmm. Sí. Te dejaré dormir, pero solo por hoy. La próxima prepárate. Porque no pararemos hasta que una o las dos terminemos desmayadas. ¿Está claro?
-Claro como un cristal.
-Duerme bien, Pris. Buenas noches.
-Buenas noches, Eri. Dulces sueños XXX