viernes, 10 de febrero de 2012

6-Quiero hacerlo contigo.

   Estaba sentado en el sofá a su lado. Ella había rodeado su cintura con un brazo y disimuladamente lo acariciaba. Su miembro estaba erecto. No podía evitarlo.
    ¿Cómo hacerlo? Si su novia había elegido para ver con él nada más y nada menos que una película de animé hentai.
    Tenía ganas de tirarsele encima y hacerla suya ahí mismo, pero no se animaba a hacerlo.
    Priscila no pensaba dar el primer pasó.
    Alex suspiró cuando la película terminó. Inmediatamente sintió la mano de su novia acariciándole la entrepierna. Gimió de placer.
    -Ah, Priscila.
    -Como te pusiste-dijo riéndose.
    Pero ella no fue más lejos. Retiró su mano y fue a sacar el dvd. Cuando terminó con eso vio la hora en su celular.
    -Ya son más de las nueve y media.
    -Será mejor que me vaya. Tendría que haberme ido a las nueve. Mi mamá me va a matar si llego más tarde.
    Alex se levantó del sofá dispuesto a irse.
    Priscila se paró frente a él para cortarle el paso.
    -No, no, no. Por favor quedate conmigo, amor.
    -Pero no puedo. Le dije a mi mamá que volvería por la noche.
    -¡Por favor, amorcito!
    Junto sus manos frente a ella como rogándole e hizo pucherito.
    Era sorprendente aquella chica. Podía ser tan pervertida, pero también muy tierna.
    -Si fuera por mi lo haría, pero...
    -¡Ya sé! Tenemos que pedirle permiso a tu mamá. Voy a llamarla.
    -¿Tienes su número de celular?-le preguntó sorprendido Alex.
    -Claro. Ella me lo pasó. Me dijo que es una necesidad que estemos en contacto porque soy su nuera.
    Tomó su celular y llamó a Sofía.
    -Hola señora. Yo... ¡Cierto! Me dijiste que no te trate de usted y te llame mamá. Entonces... Mamá, ¿Alex puede quedarse conmigo esta noche? Por favor. No me gusta estar sola Voy a cuidarlo bien. No pasará hambre. Yo cocinaré para él. ¿Puede quedarse? ¡¿Sí?! ¡Perfecto! ¡Muchas gracias! Ah... ¿Qué dices?
    Priscila escuchó atentamente a la madre de su novio. Luego miró a Alex y su rostro se vio iluminado por una sonrisa pervertida.
    -Por supuesto. Seré muy cariñosa con él. Sé que es su primera vez. No se preocupe. Buenas noches, mamá. Duerme bien. ¿Cómo? Ah, tu también vas a divertirte esta noche. Que lo disfrutes. Hasta pronto.
    Cortó la llamada. Se acercó a Alex y lo abrazó por la cintura. Lo besó y luego le sonrió.
    -Bien. Esta noche te quedas conmigo, chiquito virgen. Me gusto que Erica te llamara así. Ojalá se me hubiera ocurrido antes. Porque ya vas a dejar de serlo.




    Después de cenar estuvieron viendo televisión juntos. Hasta que la bella y atractiva joven de cabello negro dijo:
    -Ya es buena hora para ir a la cama.
    Se encargó de cerrar con llave la puerta de la casa, y asegurar algunas ventanas corriendo las persianas.
    -Ven. Vamos arriba.
    Alex la siguió al primer piso de la casa. Subió las escaleras.
    -Priscila.
    -¿Sí?
    -¿Dónde voy a dormir?
    La chica lo miró extrañada. Como si él le hubiera hecho una pregunta muy tonta.
    -Vas a dormir conmigo. En mi habitación.
    Su corazón latió rápidamente cuando escuchó la respuesta. Sabía lo que sucedería, lo que él haría con esa chica. Pero aún había una parte de él que no terminaba de entender que eso no era un sueño y por eso actuaba de esa manera. Como si no entendiera en qué situación se encontraba.
    En ese momento en que se quedó sumido en sus pensamientos sintió un tierno abrazo.
    Reaccionó cuando sintió la calidez de ese contacto físico.
    Priscila lo soltó para luego acariciarle una mejilla.
    -¿Te sientes bien, Alex?
    -Sí. ¿Por qué preguntas?
    -Es que noto que hace rato estás algo distraido.
    -Estoy bien.
    -¿Seguro? Sé sincero conmigo.
    -Solo estoy algo nervioso.
    Él vio la expresión en el rostro de su novia. Nunca la había visto así. Tan seria y preocupada como una hermana mayor.
    -Quieres hacerlo conmigo, ¿no?
    -Sí, quiero hacerlo.
    -Es importante. Tu primera vez. Si no estás seguro podemos hacerlo en otra ocasión.
    -Estoy seguro. Solo estoy algo nervioso. Nunca pensé que alguna vez lo haría con una chica con tanta experiencia como tu.
    Priscila agachó la cabeza. La expresión de seriedad y preocupación cambió por una de tristeza.
    -Me doy cuenta de que esto es un error. Tu seguramente preferirías hacerlo con una chica que también sea virgen o que tenga menos experiencia para no sentirte tan inseguro. No hago más que dejarme llevar por mi lado pervertido.
    -Pris...
    -Eres un buen chico. Te ayudaré a conquistar a una buena chica que sea adecuada para ti. Pero hasta que llegue el momento en que encuentres a una chica que te guste quiero seguir siendo tu novia. Yo...
    Alex no le permitió decir nada más. La abrazó y la besó.
    Fue un beso profundo y apasionado.
    Sus corazones latieron muy rápido en ese momento.
    Priscila lo miró sorprendida. Con sus mejillas enrojecidas.
    -Eres una buena chica adecuada para mi. Quiero hacerlo contigo. Estoy seguro.
    Tuvo que hacerlo. Le dolió el corazón cuando la vio con esa cara tan triste.
    Ella le sonrió.
    -En este momento siento ganas de contarte algo sobre mi primera vez.
    -Adelante.
    -Bueno. Yo también lo hice con alguien que tenía mucha experiencia. Me dijo algo que no olvidaré.
    -¿Qué te dijo?
    -Me dijo que la primera vez tienes que hacerlo con alguien que ames y que te corresponda o con alguien con quien quieras hacerlo porque aunque no haya amor ves algo bueno en esa persona. No creo que estés enamorado de mi, pero supongo que al menos te agrado o ves algo bueno en mi. Me siento afortunada porque quieres hacerlo conmigo. Porque yo...
    Iba a decírselo. Quería hacerlo. Decirle lo que sentía, pero fue detenida por el conflicto en su interior.
    -Tengo que decírselo. Puedo confiar en él. Aceptará mis sentimientos. No jugará conmigo. Lo presiento. Siente lo mismo por mi. Debo hacerlo.
    -¡No! ¿En qué estoy pensando? Cuando sepa que tiene mi corazón me tendrá como su juguete. Jugará conmigo y simplemente tendré que luchar contra mi misma otra vez para convencerme de dejarlo.
    -Él es diferente. Tiene personas a su alrededor que lo aman. ¿Quién amaba a mi ex? Solo yo amaba a ese miserable.
    -¡No importa! ¡No puedo decírselo! No puedo decirle que lo amo hasta que él me diga que me ama. No lo haré yo primero. No seré tonta esta vez.
    Alex la miró frunciendo el ceño.
    -Porque tu...
    -Nada. Olvídalo.
    -Bien. Ah... Necesito ir al baño.
    -Aquella puerta.
    El chico pasó por la puerta que señaló su novia.
    Priscila suspiró. Respiró profundamente.
    -Tengo que relajarme. Me esforcé mucho para no dejar salir ese “te amo”.
    Sonrió y dirigió su mirada a la puerta del baño.
    -Siempre me relaja escuchar gemidos de placer.
    Entró sin dudarlo. Sorprendió a su novio, quien estaba de pie frente al inodoro con su miembro al descubierto.
    -Hey, si quieres usar el baño al menos puedes esperar a que esté desocupado.
    -¿Ya hiciste lo que tenías que hacer?
    -Sí. Solo pasé para orinar.
    -Perfecto.
    Se le acercó. Llevó sus manos al sexo del chico. Con una acariciaba sus testículos y con la otra estimulaba su miembro.
    -Pris-dijo él soltando un gemido.
    -No digas nada. No me nombres. Ahora solo quiero escucharte gemir. Nada más.
    Esa atrevida chica se excitó escuchándolo gemir con su rostro sonrojado. Sintió ese pene creciendo y poniéndose rígido.
    El chico sentía que estaba al límite. Pronto acabaría, pero su novia se detuvo. La vio relamiéndose.
    -Pensaba masturbarte hasta hacerte acabar, pero creo que sería una pena que se desperdicie tu leche.
    Ella se agachó. Tomó ese miembro erecto con una mano y rozó sus labios con él antes de empezar a lamer el glande. Pasó su lengua por toda la extensión de ese sexo masculino.
    -Quiero sentir tu sabor otra vez.
    Lo metió en su boca. Se movió hacia delante y hacia atrás lentamente. Lo dejó totalmente húmedo con su saliva.
    Siguió estimulándolo hasta que lo escuchó gritar de placer al tiempo que sintió el calido semen derramándose en su boca. Retiró el miembro de su boca y después de tragar la esencia de su novio se relamió. Se puso de pie.
    Le gustó tanto verlo respirando agitadamente. Aún sintiendo su cuerpo estremeciéndose de placer.
    -Te espero en mi habitación. Antes de salir del baño debes lavarte las manos. Ya sabes.
    Priscila lo dejó solo. Salió del baño con esa sonrisa pervertida tan común en ella.
    Alex se acomodó su ropa interior y sus pantalones antes de lavarse las manos.
    Finalmente llegó el momento. Fue a la habitación y la encontró recostada en la cama.
    Solo tenía puesto un sostén rojo y unas bragas del mismo color.
    -¿Vamos a dormir juntos, mi chiquito virgen?
    Antes de responderle se quitó la camiseta y el calzado. Se acostó. Posó su cuerpo sobre el de ella.
    -Sabes que sí, linda.
    Se besaron apasionadamente al tiempo que se acariciaban.
    Priscila invadió la boca del chico con su lengua. Lo recorrió con sus manos. Notaba que estaba algo diferente a las primeras veces que lo había tocado.
    -¿Es idea mía o alguien ha estado haciendo ejercicio? Qué abdominales.
    -Sí. Me cansé de que de los dos tu fueras la única con un buen cuerpo.
    La chica hizo un brusco movimiento. Cambió las posiciones. Ella descansando su cuerpo sobre el de él.
    -Pris.
    -Lo siento. La primera vez seré yo la que mande y tu te dejarás hacer y harás lo que te diga.
    -Con gusto, preciosa.
    Priscila siguió adelante. Lo besó. En los labios, en el cuello, en los hombros. Cuando llegó a su pecho también le lamió los pezones.
    Alex gimió y no se quedó solo dejándola hacer lo que quería. La acarició. Pasó sus manos por su espalda. Una llegó hasta su trasero. Acarició sus nalgas y las apretó. Hasta se atrevió a rozar su ano con sus dedos.
    Ella gimió al sentir eso y se detuvo. Lo miró.
    -Te gusta mucho mi culo, ¿no? ¿Te gustaría metermelo por ahí?
    -Sí, me encanta tu culo. Quisiera darte duro por ahí. Lo deseo.
    -Algún día lo haremos.
    Priscila se sentó sobre él. Le gustó sentir ese miembro duro presionando su sexo sobre la ropa. Se quitó el sostén y lo arrojó hacia algún lado. Volvió a acostarse sobre su novio de forma que sus pechos quedaran frente al rostro de él.
    Alex sin dudarlo la rodeó con sus brazos para acercarla más y lamió sus pechos. Chupó sus pezones. La escuchó gemir.
    -¡Ah! ¡Ah! Así. Me gusta tanto. Seguí así. ¡Ah!
    La chica siguió disfrutando de esa calida lengua acariciando sus pezones. Luego se apartó de él y llevó una mano del chico a su entrepierna.
    -Pris. Estás tan humeda.
    -Sí, tu me pones tan caliente.
    Le quitó los pantalones. Se sentó sobre su miembro solo cubierto por una prenda. Se movió. Frotó su sexo contra el de él.
    -Dimelo. ¿Quieres sentirlo? ¿Querés penetrar mi calido sexo? Quiero que lo digas.
    -Quiero cogerte, Priscila. Hacerlo contigo por primera vez. No puedo esperar.
    -Quitate eso.
    Ambos se quitaron la última prenda que les quedaba.
    Alex se puso algo nervioso en ese momento. Al ver la humeda intimidad de su novia.
    -Solo te lo preguntaré una vez más. ¿Estás seguro de que quieres hacerlo?
    -Quiero hacerlo. Estoy seguro.
    -Entonces lo haremos. Tomalo con calma, ¿si? Hazme disfrutar el momento. Trata de no acabar tan rápido.
    Priscila se posó sobre él una vez más. Sintió el glande rozando la entrada de su vagina. Luego fue descendiendo lentamente hasta que sintió el pene dentro de ella completamente. Soltó un fuerte gemido. Estaba muy excitada. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que lo había hecho con un chico.
    -¡Ah! Alex. En serio es tan grande. ¡Ah! ¡Ah!
    El también gemía respiraba agitadamente. El calor y la humedad de la vagina de su novia lo llenaban de placer al tiempo que sentía el dolor característico de la primera vez.
    Ella le acarició una mejilla.
    -Tranquilo. Respira profundamente. ¿Te gusta sentir mi interior?
    -Sí. Quiero más, Pris. ¡Ah!
    -Voy a moverme. Disfrútalo.
    Priscila se movió hacia arriba y hacia abajo lentamente. La llenaba de placer ese miembro rozando sus paredes vaginales.
    -¡Ah! Pris. Me encanta. Estás tan caliente. ¡Ah!
    Alex puso sus manos sobre los pechos de la chica. Los apretó y rozó los pezones con sus dedos.
    Ella gimió. Gritó de placer. Su deseo lujurioso de sentirlo acabar dentro de ella la dominó. Empezó a moverse más rápido. Su sexo derramaba más fluidos y se ponía más caliente. Al fin vivía ese momento que tanto había anhelado. Estaba tan excitada.
    Ambos gemían de placer. Se entregaban al deseo de sus cuerpos. Querían llegar al punto máximo del placer sexual.
    -¡Ah! ¡Alex! No te contengas. Quiero tu semen dentro de mi. ¡Ah! ¡Ah!
    -¡Ah! ¡Pris! ¡Voy a acabar! ¡Ya no resisto!
    -¡Hazlo!
    Acabaron juntos. Gritaron de placer.
    Alex derramó su semen dentro de ella.
    Priscila se estremeció de placer al sentir su calida esencia. Se posó sobre él aún teniendo su miembro dentro de ella. Lo besó.
    Asi terminaron. Besándose apasionadamente. Se abrazaron.
    Esa pervertida chica apoyó su cabeza sobre el pecho de su novio.
    Él la rodeó con sus brazos.
    -Me gustas tanto, Pris.
    -Sé que te gustó. Acabaste como nunca.
    -Bueno. En realidad no me refiero a eso.
    -¿Entonces de qué hablas?
    Ella notó que se puso algo nervioso.
    -Es que... Bueno. Yo me encariñé mucho contigo este tiempo que hemos estado juntos.
    -Estamos igual. Tu me agradas mucho. Eres un buen chico.
    -No entiendes.
    -¿Por qué dices eso?
    -No creo que sientas lo mismo por mi, pero no importa. Tengo que decírtelo. Te amo.
    Priscila se sorprendió al escucharlo decir eso. Lo miró.
    -¿Hablas en serio?
    -Sí. Nunca mentiría con algo así.
    Ella solo se quedó en silencio pensando que debía hacer. Si debía decirle que sentía lo mismo.
    -No sé si sea adecuado decirselo ahora-pensó-. ¿Cómo sé que está diciendo la verdad? Tendría que asegurarme. Pero también podría ser que esté hablando en serio y si se siente no correspondido tal vez se aleje de mi. ¿Qué debo hacer?
    Tomó una decisión. Decidió confiar una vez más.
    -Me alegra saberlo.
    Lo besó. Un beso en que le expreso su profundo amor y no su deseo lujurioso como la había hecho anteriormente.
    -Te amo, Alex.
    Se miraron fijamente y sonrieron.
    Priscila se posó sobre él nuevamente y volvió a besarlo.
    -Ahora es hora de seguir.
    -¿Eh?
    -No pensaste que lo haríamos solo una vez, ¿no? Pero antes quiero decirte algo, amor.
    -¿Qué?
    -Quiero que hagamos un trato.
    Alex frunció el ceño. Le resultó extraño que en un momento como ese le hablara de hacer un trato.
    -¿Un trato?
    -Sí. Yo te permitiré que hagas lo que quieras con cualquier chica, pero solo me amarás a mi. A ninguna otra le dirás que la amas. Yo haré lo que quiera con quien sea, pero solo te amaré a ti. No le daré mi amor a nadie más. Solo a ti. Mi amor. ¿Estás de acuerdo? ¿Cerramos el trato?
    -Sí. Aunque yo no pretendo hacerlo con otra chica. Solo contigo.
    -Lo sé, pero si Erica me pide que la deje jugar contigo se lo permitiré. Por eso lo digo. Pero también podría suceder que alguna chica intente seducirte. Nunca se sabe qué puede pasar.
    Priscila llevó su mano hacia el miembro de su novio. Lo masturbó. Se relamió al verlo gemir de placer.
    -Yo no cierro un trato con un apretón de manos.
    -¡Pris!
    -Quiero que se ponga bien duro. Quiero que me hagas acabar otra vez, mi amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario